Más de 380 mil capitalinos asistieron
a los 109 cementerios de la ciudad, reporta la SSP
Con saldo blanco concluyó la tumultuosa visita
a panteones
El de San Lorenzo Tezonco, con 197 mil personas, fue
el que registró la mayor afluencia
Participaron mil 920 uniformados en la vigilancia
Hubo algunas riñas a causa del alcohol
LAURA GOMEZ Y MIRNA SERVIN
Más de 380 mil personas asistieron a los 109 cementerios
de la ciudad, principalmente a los panteones civiles de Dolores, en la
delegación Miguel Hidalgo; de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa,
y de San Andrés Mixquic, en Tláhuac, de acuerdo con informes
de las autoridades capitalinas.
La
Secretaría de Seguridad Pública (SSP) reportó que
dispuso un operativo en el que participaron mil 920 uniformados
con elementos a tierra y en patrullas, que realizaron rondines en los lugares
más concurridos. Asimismo, la Procuraduría Federal del Consumidor
informó que brindó servicios de asesoría y recepción
de quejas en lugares de venta de flores y alimentos, para evitar abusos.
La SSP indicó que hubo algunos incidentes producidos
por la ingesta de alcohol, sobre todo riñas. Sin embargo, reportó
saldo blanco al final de la jornada.
El panteón civil de San Lorenzo Tezonco fue el
de mayor afluencia, con 197 mil visitantes.
Desde temprano, cientos de familias acudieron a visitar
a sus difuntos y llevarles flores y comida, música de mariachis,
estudiantinas o de grupos norteños, en vivo o grabada, según
sus recursos económicos. Fue un día de risas y gozo, aunque
también de dolor para quienes ayer acudieron a dar sepultura a su
gente.
Convivencia con los difuntos
Las mujeres, cargadas con bolsas de mandado, iban seguidas
por los niños, que ayudaban con las escasas flores que adquirían
a la entrada, donde los vendedores hacían su agosto. Atrás
se observaba a los hombres con cubetas, pala y algunas "chelas para
calmar la sed luego de limpiar la tumba de mi mamacita", o "de mi jefecito",
decían mientras se abrían paso entre la multitud.
El objetivo era "convivir" con sus difuntos, limpiar su
tumba y después comer y escuchar la música que más
le gustaba, "pues no hay necesidad de ponernos tristes, cuando ya está
descansando y nosotros lo acompañaremos pronto", comentó
Melquiades Aguilar, quien con sus cinco hijos y su mujer disfrutaba de
unos tacos de arroz y frijoles, porque "afuera están caras las cosas
y sólo traemos para regresar a la casa".
Otros con más recursos llenaban los floreros de
"su tumba" con cempasúchil, gladiolas o crisantemos, cuyos precios
iban desde 35 a 100 pesos el ramo; además, ponían veladoras,
calabazas y calaveras de papel picado. "El gasto no importa, sino la intención
y las ganas que tenemos de estar juntos nuevamente", expresó Gloria,
quien con una veintena de familiares se disponía a "festejar con
carnitas y tequila, para la buena digestión".
Para quienes sus seres queridos "se adelantaron" hace
tiempo fue día de risas, gozo y baile; no así para quienes
"les tocó enterrar"; ahora "las cosas serán diferentes sin
su presencia, su apoyo y cariño", se lamentaba una mujer mientras
el féretro bajaba lentamente al fondo de la fosa, acompañado
de flores multicolores que aventaban los deudos.
El cupo del panteón de Dolores quedó rebasado
por la conglomeración de familias que se reunieron en las tumbas
de sus difuntos.
Muchos llegaron con escobas y cubetas para limpiar el
lugar. El aseo escrupuloso precedía al arreglo de la ofrenda, que
además de las flores lucía generosamente frutas, pan y platillos.
Aquí el resguardo estuvo a cargo de elementos del
Cuerpo de Alta Seguridad de la delegación Miguel Hidalgo, aunque
también fue notoria la presencia de elementos preventivos de la
SSP. Sin embargo, los problemas de tránsito en los alrededores persistieron
durante casi todo el día.
En el panteón El Calvario, de Cuajimalpa, durante
un recorrido del jefe delegacional, Francisco de Souza, se requirió
la presencia de personal de limpia, debido a la acumulación de basura.
En todas las delegaciones políticas de la ciudad
se realizaron actividades culturales, como concursos de calaveras y ofrendas,
y representación de leyendas relacionadas con el Día de Muertos,
como parte del programa del gobierno capitalino para el rescate de las
tradiciones populares.