Antonio Gershenson
Condiciones para avanzar
La victoria de Lula en Brasil no es un hecho aislado.
En Ecuador, el ganador de la primera vuelta de la elección presidencial
había apoyado al movimiento indígena de hace unos meses.
En Venezuela, la reacción popular y de los militares patrióticos
hizo fracasar el golpe de estado de la derecha contra el gobierno de Chávez.
En Argentina, es público el fuerte apoyo recibido por la candidata
presidencial que participó en los movimientos populares recientes.
Ya fuera de Latinoamérica, se habían dado los triunfos de
la socialdemocracia contra la derecha en Suecia y luego en Alemania.
Además de este terreno netamente político,
hemos mencionado los resultados contrarios a los intentos privatizadores
y/o desreguladores en nuestro país (rechazo en el Senado, fallo
de la Suprema Corte), en Ecuador y en Arequipa, Perú.
En este contexto, el gobierno mexicano toma una medida
correcta, que ya hacía falta, al sumarse, en el Consejo de Seguridad
de la ONU, a la búsqueda de una salida política y consensuada
a la cuestión iraquí. Y en Estados Unidos, llega el momento
de la elección de legisladores sin que haya habido guerra ni invasión.
La propagación del miedo se ha tenido que agarrar de un caso de
delincuencia, el del francotirador, al no haber causas de temor propiamente
políticas.
Llegamos, entonces, a un entorno nacional e internacional
en el que se pueden y deben buscar avances en diferentes terrenos. Una
situación en la que no podemos quedarnos en la defensa de logros
del pasado, sino que, con estos logros como punto de partida, debemos hacer
lo posible por avanzar.
Un ejemplo es el campo legislativo. En los dos meses que
quedan del año, se deberán dar definiciones que pueden marcar
el rumbo, por lo menos, del año próximo. Se deberá
decidir de dónde, cómo y en qué cantidades deberán
venir los ingresos públicos, y también cómo se deberán
repartir y ejercer los recursos obtenidos de dichos ingresos. Están
planteados también otros asuntos importantes: cambios en el régimen
fiscal de Petróleos Mexicanos, que le permitan hacer las importantes
inversiones que requiere el desarrollo nacional, sin seguir aumentando
su endeudamiento inmoderadamente como ahora sucede; fortalecimiento del
sector eléctrico nacional, reduciendo subsidios no al consumidor
modesto sino a corporaciones importantes que los reciben en gran cantidad;
autonomía de gestión en estos dos casos y otros más.
En cuanto a la política de ingresos, es correcto
lo que se ha planteado desde diferentes ámbitos, en el sentido de
que no se debe aumentar impuestos al público en general en una situación
recesiva que se puede agravar. Pero esa misma situación recesiva
exige una mayor inversión pública. Además de un uso
más eficiente del dinero por parte del gobierno federal, se requiere
una revisión a fondo de los gastos del Fobaproa-Ipab. Una parte
de ese dinero se ha destinado a enriquecer individuos, no a fortalecer
instituciones. Una parte de los créditos no cobrables cuyo costo
se carga al público mediante carga fiscal y bajo gasto público,
fueron calificados de irregulares, para no decir, por lo menos en algunos
casos, ilegales, por los auditores. Varios de los beneficiarios tienen
en su contra procesos penales. Y ni así se procede, cuando que se
podrían rescatar cantidades muy grandes de dinero que al país
le caerían muy bien.
Hay condiciones para concretar una serie de avances. Es
importante que las alternativas verdaderamente resuelvan los problemas,
que por lo menos se avance de manera importante en su solución.
Y parte de esto se logra con la discusión abierta y pública
de estos problemas y de sus soluciones.