Insisten PRI y PRD en legislar sobre testigos
protegidos
La condena a generales, medida contra la impunidad
Cuestionan qué tan justo es "combatir la delincuencia
con delincuencia"; proponen debate nacional sobre el tema
ANDREA BECERRIL Y RENATO DAVALOS
Senadores de PRI y PRD consideraron que la condena a los
generales Mario Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo,
a quienes un consejo de guerra encontró culpables de tener vínculos
con el narcotráfico, debe verse como una medida para evitar la impunidad
y sancionar a toda autoridad que se involucre en el comercio ilegal de
drogas.
Sin embargo, advirtieron que es necesario analizar la
figura de testigo protegido en la legislación mexicana, porque,
"aunque los testimonios de éstos no fueron el único elemento
en que se basaron los jueces militares para declarar culpables a los generales
mencionados, queda la incertidumbre por el hecho de que no todos los acusadores
fueron careados con los acusados, además de que no hay ninguna garantía
sobre la fidelidad de sus dichos", señaló el priísta
José Antonio Aguilar Bodegas.
Dijo que debe legislarse en la materia para decidir qué
tan justo es que "se combata la delincuencia con delincuencia". Hay que
valorar, insistió, que si bien se lucha contra un delito por medio
de los testigos protegidos, "se da impunidad a éstos, quienes también
son delincuentes".
El también priísta Alejandro Gutiérrez
y el perredista Antonio Soto Sánchez propusieron que haya un debate
nacional sobre el tema, y que con base en éste el Congreso decida
los ajustes requeridos a dicha figura" en la Ley Federal contra la Delincuencia
Organizada.
Es
necesario definir hasta dónde puede creerse lo dicho por testigos
como Adrián Carrera, también involucrado con el narcotráfico,
y qué tanto deben valer para la justicia sus acusaciones, o las
de otros también testigos protegidos, quienes nunca aparecieron,
comentó el perredista Soto.
En entrevistas por separado, los legisladores coincidieron
en que el juicio y la sentencia condenatoria a los dos militares no demeritan
al Ejército Mexicano como institución, ni deben abrir de
nuevo el debate sobre la pertinencia de que las fuerzas armadas intervengan
en la lucha contra el narcotráfico.
"Creo que más bien deben verse como una medida
para impedir que cualquier autoridad se involucre en ese comercio ilegal
de drogas. Es una manera de poner freno a la impunidad, sin importar rangos
ni altos cargos, para ir ganando la batalla al narcotráfico", comentó
el coahuilense Alejandro Gutiérrez. Consideró que lesionaría
más que el Ejército ocultara hechos delictivos de alguno
de sus integrantes, sólo para que su imagen no fuera dañada.
Aguilar Bodegas recalcó que es correcto combatir
la impunidad, y no debe pasarse por alto que fue el mismo Ejército
el que inició el juicio contra Acosta Chaparro y Quirós Hermosillo.
"Si bien esto no deja de afectar a las fuerzas armadas, tampoco va a cambiar
el altísimo grado de respeto que tienen en el país, sobre
todo si se toma en cuenta que es la misma institución la que está
atenta a evitar que el narcotráfico se introduzca en sus estructuras".
El senador priísta insistió en que la decisión
tomada, luego del juicio de guerra a los generales, es que "cualquier autoridad
involucrada en el narcotráfico va a ser sancionada".
El perredista Antonio Soto Sánchez, integrante
de la Comisión de Defensa del Senado, hizo notar que seguramente
los cinco generales integrantes del consejo de guerra, además de
los testimonios de los testigos protegidos, tuvieron todos los elementos
para declarar a los militares culpables de narcotráfico.
No se permitirá la simulación en juicio
sobre la guerra sucia: René Lobato
Resulta poco creíble que los generales Acosta Chaparro
y Quirós Hermosillo hayan sido juzgados por narcotráfico
y no por asociación delictuosa. La credibilidad del Ejército,
que pretende ser recobrada con el juicio de estos militares, dependerá
de que el proceso que se seguirá a ambos por su vinculación
y los crímenes cometidos en la guerra sucia, sea llevado
hasta sus últimas consecuencias y sin ambigüedades, declaró
el secretario de derechos humanos del PRD, René Lobato.
Detalló que el proceso que se siguió a ambos
militares generó incertidumbre, porque finalmente no hubo una condena
por el delito primordial y más penado en el proceso que culminó
este viernes.
Al respecto, comentó que en el juicio debieron
considerarse otras agravantes, y no pretender descansar el peso de éste
en los testimonios de testigos protegidos de dudosa credibilidad. Recordó
que Adrián Carrera fue señalado hace tiempo por sus presuntos
vínculos con el narcotráfico.
René Lobato expuso la necesidad de gestar y generar
reformas en el Ejército para permitir que la sociedad tenga ante
sí una institución transparente y con una clara rendición
de cuentas.
Sólo con un proceso de esa naturaleza, añadió,
podría pensarse que se revertiría la penetración que
el narcotráfico ha dejado sentir en el Ejército, e incluso
detener su crecimiento, el cual se ha agravado en los últimos tiempos.
En relación con el juicio por los crímenes
de la guerra sucia, Lobato aclaró que no se permitirá
simulación alguna en el transcurso del proceso. De su transparencia
dependerá que sea recobrada la credibilidad que ha perdido el Ejército
por los escándalos en que se ha visto involucrado en los últimos
años.
Se encuentra en juego no sólo la credibilidad de
la institución armada, sino también la imagen del gobierno
foxista, que ha llenado de avances y apologías los discursos en
torno a los derechos humanos.
Además, apuntó, se trata de una deuda histórica
con un pasado que no puede olvidarse, y menos conservarse en los cajones
de la impunidad. Ambos generales tendrán que responder a cabalidad
por los crímenes y las desapariciones, primordialmente en los años
70, que suman casi centenar y medio.