Abrió Un dulce olor a muerte
Inauguran muestra de cine mexicano en Moscú
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 15 de febrero. El conocedor público
moscovita podrá asomarse, durante cinco días, a Una Ventana
al Cine Mexicano, como se titula la muestra que este viernes se inauguró
en el Museo de Cine, el equivalente ruso a nuestra Cineteca Nacional.
El
acto de apertura, a cargo del embajador mexicano aquí, Luciano Joublanc,
tuvo como escenario un sitio pleno de simbolismo: la sala que lleva el
nombre de Serguei Eisenstein, el genial director ruso que dejó un
valioso testimonio de su estancia en tierras mexicanas en su película
¡Que viva México!
Con una selección representativa de la reciente
producción cinematográfica de México, cinco películas
y seis cortometrajes que datan de 1998 y 1999, abrió la muestra
Un dulce olor a muerte, de Gabriel Retes.
También están incluidos los filmes Un
embrujo, de Carlos Carrera; Rito terminal, de Oscar Urrutia;
Un hilito de sangre, de Erwin Neumaier, y El cometa, de Marisa
Sistach y José Buil.
Se podrán ver estas cintas tanto en versión
original como con traducción al ruso, en una segunda proyección.
Cada sesión estará precedida por uno o dos cortometrajes,
dependiendo de su duración.
Los cortometrajes son En el espejo del cielo, de
Carlos Salces; Sin sostén, de René Castillo y Antonio
Urrutia; Largo es el camino al cielo, de José Angel García;
El muro, de Sergio Arau; Pronto saldremos del problema, de
Jorge Ramírez, y Sístole, diástole, de Carlos
Cuarón.
Tras el éxito que tuvieron en Rusia Amores perros,
de Alejandro González Iñárruti, y En un claroscuro
de la luna, de Sergio Olhovich, esta muestra ofrece a los rusos un
nuevo encuentro con distintas tendencias y estilos de hacer cine en México.
Las películas que se exhibirán en Moscú
formaron parte del Panorama Mexicano, que se presentó con gran éxito
en el Febiofest 2002, la novena edición del Festival Internacional
de Cine, realizada en la capital de la República Checa, Praga, del
24 de enero al 2 de febrero pasados.
Es de lamentar que, por alguna extraña razón,
a la capital rusa no llegaron todos los filmes que se llevaron a Praga.
El evangelio de las maravillas y El imperio de la fortuna,
ambas de Arturo Ripstein, o Sexo, pudor y lágrimas, de Antonio
Serrano, son algunas de las cintas que el público local tendrá
que ver en otra ocasión.