PENSAR
CON EL CUERPO,
UN PENSAR QUE NO CONOCEMOS
(CITA DE: Adrienne Rich, Nacemos de Mujer: la maternidad
como experiencia e institución, Colección Feminismos, Ediciones
Cátedra/Instituto de la Mujer).
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Estoy convencida de que "existen formas de pensar que no conocemos
todavía". Cito estas palabras para significar que muchas
mujeres piensan, incluso ahora, de forma que el intelecto tradicional
niega, desacredita o imposibilita para comprender. Pensar es un proceso
activo, fluido, expansivo; la comprensión, "el saber",
son las recapitulaciones de procesos pasados. De ningún modo
hemos explorado o comprendido aún nuestro fundamento biológico
ni el milagro o la paradoja del cuerpo femenino y sus significados político
y espiritual. (Al decir esto) estoy preguntando si la mujer podrá
comenzar de una vez para siempre a pensar con su cuerpo, y a relacionar
todo aquello que tan cruelmente ha visto desorganizado.
No conozco a ninguna
mujer para quien su cuerpo no sea el problema fundamental. Es la primera
vez que se presenta la oportunidad de convertir nuestro organismo en
conocimiento y poder. La maternidad física no es mas que una
dimensión de nuestro ser (...) nuestra vida y muerte son inseparables
de la liberación o del bloqueo de nuestros cuerpos pensantes.
Pero el temor y el odio en nuestros cuerpos muchas veces nos ha estropeado
el cerebro. Algunas de las mujeres más inteligentes de nuestra
época tratan todavía de pensar desde fuera de sus cuerpos
de mujer, y sólo reproducen las viejas fórmulas de la
actividad intelectual.
La organización física que durante generaciones de mujeres
ha significado una maternidad obligada y no elegida constituye todavía
un recurso femenino que apenas se ha tocado o comprendido. Hemos intentado
convertirnos en nuestros cuerpos -ciega y esclavizadamente, obedeciendo
las teorías masculinas- o intentamos existir a pesar de ellos.
Muchas mujeres creen que todo lo físico es una negación
de la mente. Hemos sido vistas durante siglos como Naturaleza pura,
hemos sido explotadas y violadas como la Tierra; no es extraño
que ahora queramos convertirnos en la Cultura: puro espíritu,
mente. Sin embargo esa misma Cultura y sus instituciones políticas
son las que nos han arrinconado. Y por lo mismo, han arrinconado la
vida, convirtiéndose en una cultura muerta, cuantitativa y abstracta,
con una voluntad de poder que ha llegado a construir la destrucción
más refinada de este siglo. Esta cultura y esta política
de abstracciones es lo que las mujeres necesitan cambiar, devolviéndolas
a unos planteamientos más humanos.
La recuperación de nuestros cuerpos posibilitará cambios
más esenciales en la sociedad humana que la toma de los medios
de producción por los obreros. Necesitamos imaginar un mundo
en el cual cada mujer sea el genio que presida su propio cuerpo. En
un mundo semejante, las mujeres crearán la verdad de la nueva
vida, dando a luz no sólo niños (según nuestra
elección) sino visiones y pensamientos imprescindibles para apoyar
y transformar la existencia humana. Por aquí debemos comenzar.
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