La violación
de dos mujeres indígenas tlapanecas por soldados del Ejército
en el municipio de Atlixtac, el 3 de diciembre de 1997, no se ha investigado
y los responsables no han sido castigados, a pesar de la insistencia
de las víctimas, que con apoyo del Centro de Derechos Humanos
José María Morelos y Pavón y del Instituto Guerrerense
de Derechos Humanos presentaron queja ante la Comisión Nacional
de Derechos Humanos.
El 11 de diciembre, una semana después de los hechos, Delfina
Flores Aguilar y Aurelia Méndez Ramírez, enviaron por
escrito sus testimonios a la CNDH.
Aurelia, de 31 años, vecina de Zopilotepec, relató que
se encontraba amarrando hojas de maíz en su parcela con su esposo,
Celerino Vázquez Solano, y sus hijos. Eran como las 5 de la tarde
cuando escucharon un disparo y vieron acercarse a cinco soldados. Los
militares dijeron algo que los campesinos no entendieron, y golpearon
a Celerino con sus armas. Después, golpearon a Aurelia y la violaron
los soldados, uno a uno, delante de sus hijos que gritaban y lloraban
y de su esposo que estaba amarrado.
Delfina, de 28 años, de la misma comunidad, denunció que
se encontraba con su esposo, Aureliano Vicente Cantú, trabajando
en su parcela amarrando hojas de maíz. A las 6 de la tarde llegaron
cinco soldados, que llevaban amarrados al campesino Celerino Vázquez
Solano y a su esposa Aurelia Méndez Ramírez, que estaba
llorando y tenía la ropa llena de lodo.
Los soldados golpearon a Aureliano, amenazaron con matarlo, y dos de
los militares le dispararon para asustarlo.
Delfina declaró: "Tres de los militares se acercaron, me
dijeron, 'te voy a matar pendeja'. Uno me agarró, me dijo que
soy fea, 'estás vieja para que andes sembrando droga', me dijo
que era una burra. Otro me jaló del pelo y me empujó,
caí al suelo con mi niño que tenía en brazos. Me
amenazaron para que me quitara el calzón, pero no hice caso.
Entonces uno de los soldados que era alto, flaco y blanco me quitó
el calzón por la fuerza, se bajó los pantalones y me violó".
Después fue violada por dos militares más.
Los soldados llevaron a las dos parejas a un pueblo que se llama Ocopexco,
donde liberaron a las mujeres y a los hombres se los llevaron detenidos,
acusados de sembrar amapola.
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