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Folclor y cabaret engalanan el 91 aniversario del Teatro del Pueblo

En representación de los organilleros se entregó al gobierno de la capital la solicitud para inscribirlos como patrimonio inmaterial de la CDMX

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▲ Drags y atrevidos bufones compartieron escenario con músicos populares y cilindreros en el inmueble del Centro Histórico.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de noviembre de 2025, p. 8

En el aniversario 91 del Teatro del Pueblo se presentaron bailarines, atrevidos bufones, artistas con máscaras de demonios que tocaron instrumentos de viento y percusiones, además de tener elementos del folclor mexicano, el arte drag, el burlesque y el cabaret, entre el inconfundible sonido de una infinidad de organilleros que por momentos hizo eco del tradicional Cielito lindo.

La noche del domingo, en el inmueble de la calle República de Venezuela, tras la presentación de La Nueva Revista Mexicana, de la compañía La Pícara Pandilla, Víctor Miguel Maya y Román Dichi Lara, en representación de los cilindreros, entregaron de manera oficial a Mariana Gómez Godoy, directora general de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural, con la presencia de Carlos Cervantes, de la Autoridad del Centro Histórico, el expediente técnico y el proyecto de salvaguarda para que se inicie el proceso de inscripción del oficio de organillero como patrimonio inmaterial de la Ciudad de México.

Gómez Godoy expresó: “en este complejo lugar que es el Centro Histórico se encuentra otro mundo cultural y económico, el cual es muy importante; siempre los escuchamos cuando vamos caminando y es esta música que siempre está presente. Tenemos la certeza de que pronto (la actividad de organilleros) será reconocida como patrimonio de la Ciudad de México”.

Víctor Miguel Maya, quien encabeza la Corporación Cultural de Organilleros de México comentó: “el próximo viernes en un acto cerrado vamos a defender el proyecto de inscripción ante la Comisión de Patrimonio de la Ciudad de México. Ahora estamos cerrando filas en la comunidad por la afectación que tenemos de quienes trabajan con cajas que tienen una grabadora adentro (que simulan ser organillos) y se están multiplicando”.

La problemática se está agudizando, dijo, porque “trabajamos en el espacio público y si nos llegamos a encontrar a este grupo de personas en tianguis o mercados, a veces, no es de la forma más cordial y hay agresiones a nuestros compañeros”.

El organillero agregó: “estas personas que están usando nuestra propiedad, que es la música, tampoco respetan los espacios de trabajo y se ponen violentas; además nosotros traemos instrumentos históricos, de alto valor, y ellos no. Entonces si hay algún problema y se dañan nuestros instrumentos la pérdida no sólo es para quienes estamos en el oficio, sino para el patrimonio de la ciudad”.

Sátira política y social

La Nueva Revista Mexicana, de la compañía integrada por Brissia Yeber, Jessie Garibay y Luis Esteban Galicia, propició las risas con sketches en los que reinterpretaron a personajes clásicos de la literatura utilizando el cabaret como vía para una aguda sátira política y social.

Además se entrelazaron en el espectáculo música y bel canto a cargo del tenor Moisés Cerón, así como danzas y bailes de folclor mexicano con la fuerza de Sones de Luna y Sol, el arte drag alternativo de Matronna X y el glamur y la sensualidad del género de Exótica Burlesque. También se escuchó un corrido en el que la intérprete tomó el escenario y lamentó con la canción la violencia de género e intrafamiliar, así como la injusticia e impunidad que cobija, en ocasiones, a los agresores.

La Nueva Revista Mexicana continuará presentándose el próximo año en el Teatro del Pueblo, que se convertirá en un escaparate permanente para que los artistas muestren su trabajo o simplemente participar en un palomazo escénico.

La celebración por el aniversario del teatro no sólo fue es escénica, sino profundamente comunitaria. Las funciones estuvieron dedicadas a dos pilares del Centro Histórico: los comerciantes del Mercado Abelardo L. Rodríguez, quienes cumplieron también 91 años dentro del inmueble, y los Organilleros de la Ciudad de México, padres y madres de familia cuyo trabajo es vital en la capital.

La intención es que se revitalice el recinto por medio de la esencia vibrante y pícara del teatro de carpa y la revista, géneros fundamentales de la tradición popular mexicana.