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Hoy se cumple un año de su partida

“Fernando Valenzuela, el Toro que salió de Etchohuaquila para conquistar a todo EU”
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de octubre de 2025, p. a11

El 22 de octubre de 2024 falleció Fernando Valenzuela a los 63 de edad. A un año de su partida, la nostalgia aún se apodera de todos aquellos que recuerdan sus anécdotas con el Toro de Etchohuaquila, ese joven robusto y melenudo que paralizó a México en la década de 1980, cada vez que se subía al montícu-lo con los Dodgers de Los Ángeles, donde se consolidó como el mejor pelotero mexicano de la historia.

“Es el más grande que hemos tenido. No ha existido un beisbolista en el país que haya logrado lo que Fernando, fue el único que ha motivado a muchísimas generaciones a ejercer un deporte, no solamente el beisbol. Me tocó jugar con él y también verlo por televisión de niño cuando detenía a toda la nación cada que lanzaba. Solamente Julio César Chávez y Hugo Sánchez se acercaron a tal impacto”, recordó Pedro Meré, mánager del Águila de Veracruz en la Liga Mexicana de Beisbol.

La historia de vida del dueño del mítico dorsal 34 parece forjada en la creatividad de un guionista hollywoodense. Un joven nacido en Etchohuaquila, una ranche-ría en Sonora, que arribó las Mayores para convertirse en un héroe para la comunidad latina.

“La realidad a veces supera la ficción y su historia es simplemente extraordinaria, mejor de lo que pudo escribir cualquier cineasta. Un pelotero que salió de una localidad con pocas casas en el desierto de Sonora para conquistar todo Estados Unidos”.

Valenzuela firmó con los Dodgers en 1979, pero debutó un año después. Fue premio Cy Young y Novato del Año de manera simultánea. Ganó dos Series Mundiales (1981 y 1988) y fue seleccionado en seis ocasiones para el Juego de Estrellas. En la Liga Nacional lideró en número de ponches con 180, 11 juegos completos, ocho blanqueadas y 192 entradas en las que trabajó en el montículo.

“Fernando levantó al beisbol de las Grandes Ligas, que vivía un momento difícil. Nosotros como país requeríamos de un deportista de esa magnitud, no teníamos un héroe que nos motivara. Todos lo veíamos, quien no tenía televisión buscaba un lugar, incluso compramos una sudadera con los colores de los Dodgers y el número 34.”

El impacto del sonorense fue tan grande, que desató la Fernandomania, fenómeno hasta ahora irrepetible donde un jugador de beisbol se convierte en una estrella rutilante y un símbolo de identidad para la comunidad latina. Su grandeza fue tal, que el día 1º de noviembre fue declarado hace unas semanas en su honor en el estado de California.

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▲ El más grande pelotero mexicano falleció el 22 de octubre de 2024 a los 63 años.Foto Ap

“Es una gran noticia que se le conmemora un día a Fernando en medio del contexto actual. Un migrante no es un ladrón ni un delincuente, los mexicanos somos gente trabajadora, venimos de una situación humilde muchos, pero con valores y ganas de triunfar. He platicado con peloteros que nacieron del otro lado y la mayoría me decía que Valenzuela fue su mayor inspiración, ahora imagínate a todos los paisanos que lo veían y motivó a salir adelante.”

El escritor mexicano-estadunidense Michael Jaime-Becerra publicó para Los Ángeles Times que el impacto que tuvo en la comunidad migrante, o en sus descendientes en aquel país, fue decisivo en la construcción de una identidad positiva. El también profesor universitario cuenta que de niño sentía una cálida familiaridad al ver a un beisbolista que se parecía más a su tío que a los peloteros que solía seguir en el campo de juego de aquel entonces.

“Abrió las puertas para los mexicanos en Grandes Ligas, fue una atracción a escala mundial, la gente iba a los juegos de los Dodgers para verlo. Shohei Ohtani pudiera ser esa figura actual, pero debe pasar tiempo para ver si puede lograr lo que Fernando, porque está haciendo cosas que no se esperaban en la Gran Carpa”, comentó Ramón Abulón Hernández, segunda base de los Diablos Rojos en los años 60 y 70.

El ídolo que se volvió amigo

Meré, originario de Medellín, Veracruz, compartió vestidor con el Toro de Etchohuaquila cuando jugaron en Navojoa y Mexicali en Liga de Invierno. Lo recuerda con cariño, como cuando se habla de un amigo, pues eso fue para él, un ídolo que se volvió íntimo. “Tuve la fortuna de ser su amigo, de conocerlo bien, la verdad fue muy triste saber que no lo iba a ver, que no lo iba a poder abrazar. Su partida fue dura para todo el pueblo mexicano”.

“Le decía que era raro. A veces a las personalidades grandes, como gobernadores, no les daba tanta importancia, pero a nosotros sí, era muy humilde. Recuerdo comentarle que no dimensionaba lo que provocaba cuando lanzaba con los Dodgers. Pero para él era muy normal, como cualquier otro duelo, era muy inteligente, nunca dudaba y analizaba muy bien a los rivales con una memoria privilegiada”.