El mundo de hoy es muy faustiano
us padres eran de origen inglés, pero fueron abogados especializados en las víctimas del apartheid en Sudáfrica. Se ocuparon de la defensa de Nelson Mandela. Esta circunstancia y darse cuenta del racismo imperante en dicho país determinaron que su hijo, William Kentridge (1955, Johannesburgo), cursara el doctorado en ciencias políticas y estudios africanos en la Universidad de Witwatersrand.
Después se dedicó al arte en París, Londres, Nueva York y Johannesburgo, combinando el dibujo, el cine y el teatro, así como la escenografía, el collage, el grabado, la escultura y el videoarte. En ellas expresa la historia y la realidad sociopolítica vigente. En 2016, Kentridge fundó en Johannesburgo el Centre for the Less Good Idea, destinado a la creación de proyectos multidisciplinarios.
De su multigalardonado trabajo sobresale la compañía Handspring Puppet Company, famosa por sus creaciones que combinan marionetas de tamaño natural y narraciones sobre temas actuales. Sobresalen War Horse, Ubu, la Comisión de la Verdad y una ya emblemática: ¡Fausto en Africa!, fábula visual que creó en 1995, con Mandela ya presidente. La recrea ahora actualizada para abordar los tiempos nada alentadores que vivimos.
En esta versión, Kentridge lleva al escenario animación en directo, teatro de sombras, videos, partituras musicales. Y, por supuesto, marionetas, a las que dan vida los cuerpos visibles de los actores y manipuladores. En resumen, un sorprendente terreno de juego político y artístico en el que convierte el mito de Fausto en una poderosa metáfora colonial.
La obra se presenta ahora en París y otras ciudades de Europa con enorme éxito. Traslada el personaje de Goethe al continente africano para cuestionar la lógica de la apropiación, la explotación, la sangrienta represión que padecieron sus habitantes en la época colonial. En un frenético safari, Fausto, guiado por Mefisto, se convierte en explorador y colonizador.
Al firmar un pacto de sangre se embarca en un viaje de conquista, espejo crítico de las ambiciones depredadoras de la historia colonial.
Para Kentridge, el mundo de hoy es muy faustiano. Y lo demuestra con Elon Musk y su imperio mediático y económico.