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Suecia crea licencia que permite a la IA utilizar canciones protegidas

Garantiza el pago a los autores y compositores // Cuenta con tecnología que puede rastrear las obras ideadas por los humanos que la influenciaron

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▲ La Sociedad Sueca de Derechos Musicales representa a más de 100 mil compositores.Foto cortesía de STIM
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de septiembre de 2025, p. 8

La organización sueca de derechos musicales informó que introdujo una licencia que permite a las empresas de inteligencia artificial (IA) utilizar legalmente canciones protegidas por derechos de autor para entrenar sus modelos, garantizando al mismo tiempo el pago a los autores y compositores.

La medida, anunciada el martes por la Sociedad Sueca de Derechos Musicales (STIM, por sus siglas en inglés, organización de gestión colectiva sin fines de lucro que representa a más de 100 mil compositores,) fue comunicada por medio de un boletín y responde a un aumento del uso de IA generativa en las industrias creativas que ha provocado demandas de artistas, autores y titulares de derechos. Los tracks hechos y subidos con esa tecnología están invadiendo la industria debido a que generadores de música con IA ofrecen en la red que cualquiera pueda hacer canciones en segundos a partir de indicaciones. Se prevé que la IA canibalice hasta 24 por ciento de los ingresos de los creadores de música para 2028, según la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac), la IA podría reducir los ingresos de los creadores musicales hasta en 24 por ciento de aquí a 2028.

Este déficit, a consideración de la STIM, “representa una de las mayores pruebas financieras y culturales para los creadores y las organizaciones que defienden sus derechos. Un nuevo marco permite a las empresas de IA entrenar sus sistemas en música protegida por derechos de autor de manera legal, con regalías que fluyen de regreso a los compositores originales. La compensación fluye tanto a través del entrenamiento del modelo como del consumo posterior de los resultados de la IA”.

La STIM está estableciendo un “modelo escalable y democrático para la industria. Con la primera licencia colectiva de inteligencia artificial del mundo, mostramos que es posible abrazar la disrupción sin socavar la creatividad humana. Esta no es sólo una iniciativa comercial, sino un marco de cómo los derechos y las políticas de innovación pueden alinearse, brindando una compensación justa para los creadores y certeza legal para las empresas de IA”, dijo Lina Heyman, directora ejecutiva interna de STIM.

“En el punto central de la licencia –abundó el gremio– está el uso obligatorio de tecnología de atribución neutral de terceros. En asociación con el proveedor de atribución Sureel, cada salida de inteligencia artificial puede rastrearse hasta las obras creadas por humanos que la influenciaron. Esto hace que los ingresos sean auditables en tiempo real y aborda una de las mayores brechas de confianza en la música de IA: la falta de transparencia sobre qué datos se utilizan y cómo se compensan a los creadores”.

Ingresos musicales globales

La primera empresa que operará bajo la nueva licencia será Songfox, startup con sede en Estocolmo que permite a los fanáticos y creadores producir legalmente versiones y composiciones generadas por IA, aseveró la sociedad sueca. “Al combinar la autoridad colectiva de STIM con la innovación de productos de Songfox y el sistema de atribución de Sureel, Suecia está pilotando un modelo que podría redefinir una vez más los flujos de ingresos musicales globales”.

Según proyecciones de Cisac, para 2028, los ingresos generados por IA en la música podrían acercarse a 17 mil millones de dólares anuales. Y la licencia se estructura como un marco abierto, disponible para cualquier empresa de IA que cumpla con los criterios de STIM, con el objetivo de integrar prácticas de licencias justas en todo el sector. No importa cuándo, dónde o cómo, STIM garantiza que los creadores de música sean remunerados cuando su música se reproduce.

Al lanzar su licencia de IA con dos startups y un repertorio deliberadamente limitado, STIM está poniendo a prueba su marco en un entorno controlado: un laboratorio para la próxima fase de la economía musical. “Detrás de cada modelo hay obras humanas cuyo valor debe ser respetado. Al incorporar los principios fundamentales de la Ley de IA –transparencia, trazabilidad y remuneración justa– en la práctica, protegemos a los creadores y demostramos que para las empresas de IA, el cumplimiento debe ser una ventaja competitiva”, aseguró Lina Heyman, cuya organización representa al único país de la UE que es exportador neto de música.