Opinión
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A los trabajadores mexicanos de la industria automotriz
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oy un obrero de la industria automotriz. Mis abuelos fueron obreros de la industria automotriz. Crecí en un pueblo de trabajadores de la industria automotriz llamado Kokomo, Indiana.

Cuando era padre joven, me empleé como electricista en Chrysler. Me afilié a la UAW, el sindicato del sector automotor, y me cambió la vida. Por ellos aprendí que no importa de donde seas: si trabajas para vivir, tu familia es de clase obrera. Por eso este 1º de mayo, en el Día Internacional de los Trabajadores, quiero decir fuerte y claro: el obrero mexicano no es nuestro enemigo. Ustedes son nuestra familia.

Los obreros de la industria, mexicanos y estadunidenses, trabajamos para las mismas empresas que acumulan decenas de miles de millones de dólares en rentas obtenidas a costa de la clase obrera. Ambos sentimos orgullo por la calidad de nuestro trabajo, y a ambos nos está jodiendo el desastroso sistema de libre comercio que nos enfrenta en competencia hacia la precariedad, mientras los multimillonarios se hacen más ricos.

Yo lo vi en Kokomo en los 90: mi pueblo era del sector. Su gente de clase obrera tenía trabajos en GM y Chrysler. Mis abuelos llegaron a Kokomo en los 30 durante la Gran Depresión, buscando una vida mejor.

Cuando veo a los obreros mexicanos luchando por una vida mejor, son a ellos a quienes veo: mis abuelos. La UAW no dijo a mis abuelos regresen por donde vinieron. La UAW les dijo afíliense, luchemos por una vida mejor.

En los 90, vi al Kokomo en el que crecí comenzar a desaparecer. Las fábricas cerraban, las familias se desintegraban. ¿Por qué? Para que las armadoras pudieran ganar más dinero a costa de obreros aún más explotados en otros países.

La clase obrera de México también vio las señales. Con el TLCAN llegó un esfuerzo amplio para oprimir más a los trabajadores mexicanos. Una joven Claudia Sheinbaum acudía a manifestaciones en demanda de un comercio justo. Al primer minuto de 1994, cuando el TLCAN entraba en vigor, un levantamiento indígena mostró al mundo que los pobres de México no se tragaban el supuesto libre comercio. Los únicos que celebraban eran los millonarios y sus lacayos.

Después de 30 años del TLCAN, tanto los obreros de México como los de Estados Unidos estamos peor. ¿Los altos estándares y empleos adicionales prometidos? Nunca se materializaron. De hecho, sucedió exactamente lo opuesto.

El salario promedio en dólares por hora del mexicano en la industria, ajustado a la inflación, de hecho, ha bajado significativamente. El obrero mexicano gana, en este momento, la décima parte de lo que ganan los de Estados Unidos y Canadá, para quienes los salarios reales también han decaído.

En los años recientes, gremios independientes en GM Silao, Volkswagen, Audi y Good Year en San Luis Potosí, por mencionar algunos, han logrado avances impresionantes para consolidar un movimiento sindical independiente y auténtico y están dando la batalla para cerrar la brecha salarial. Pero los hechos hablan por sí mismos. Las empresas aún tienen listas negras de activistas. Los jueces siguen socavando a los sindicatos independientes en México y las empresas aún pagan salarios de pobreza mientras acumulan miles de millones.

No podemos esperar otros 30 años mientras destruyen nuestras comunidades y desintegran a nuestras familias. La UAW ha llamado al fin del desastre del libre comercio, porque ninguna empresa que hace miles de millones en ganancias debería pagar 3 dólares la hora por dejar la vida en una fábrica.

La UAW ha llamado a establecer un salario mínimo para la industria en America del Norte porque si las compañías quieren competir, no debería ser sobre quien puede pagar menos. Eso es competir hacia la precariedad.

La UAW ha llamado a la solidaridad internacional de los obreros automotrices de Estados Unidos, México y Canadá, porque las compañías están unidas en su misión de exprimirnos por cada centavo. Y debemos estar unidos en nuestra misión de ganar una vida digna. ¿Por qué las empresas se salen con la suya? Divide y vencerás.

Ellos dividen a los trabajadores automotrices de Estados Unidos y México y pretenden hacernos pelear por migajas, mientras ellos se llevan todo el pastel. Por eso déjenme decirles claramente: la UAW está con ustedes, nuestra familia sindical de México: ustedes, obreros automotrices mexicanos, merecen algo mejor. Merecen un salario digno y no uno de pobreza, el derecho a un sindicato libre e independiente donde su voz se escuche. Ustedes merecen salud, pensión digna y tiempo para la familia.

Lo mismo que los obreros de Estados Unidos, y usaremos cada herramienta en el armario, desde aranceles hasta la renegociacion del T-MEC, hasta la huelga, hasta la acción política, para ganar lo que justamente nos corresponde, sin importar en qué país estén.

Apoyaremos la causa de los obreros mexicanos, porque es nuestra causa. Hasta ganar la dignidad de la clase obrera en todos los países. En este muy especial 1º de mayo, los saludamos, los felicitamos. Nos declaramos en solidaridad con ustedes y con la clase obrera del mundo.

Mensaje de la Unión Internacional de Trabajadores de los Sectores Automotriz, Aeroespacial y de Implementos Agrícolas de Estados Unidos (UAW) para los trabajadores mexicanos de la industria automotriz con motivo del 1º de mayo

* Presidente de la UAW