
Domingo 27 de abril de 2025, p. a27
Stefani Joanne Angelina Germanotta, a quien millones conocen como Lady Gaga, volvió con sus Monstruitos; es decir los Little Monsters, como se hacen llamar sus seguidores.
A tierras mexicanas regresó para mostrar sus historias de teatralidad musical que a lo largo de los años han sido esencia inspiradora para muchos, muchas y muches.
Sin el ánimo de abusar del lenguaje inclusivo, Gaga ha sido estandarte de una comunidad no binaria, LGBT+ con sentimientos y la ideología de que lo ecléctico puede ser bello y brilloso; es decir, romantizar lo estrafalario.
En el Estadio GNP Seguros –en el primero de dos conciertos– entregó su sustancia con la cual ha creado su quimera detonadora de una multitud de adeptos que han hecho a la logia monstrua.
Lady Gaga agradeció a los mexicanos y en español leyó: “los quiero mis monstruos. Es muy importante este país. Estoy feliz de regresar tras 13 años... Los amo”, dijo ante la bandera mexicana.
Gaga ha sido quien ha deseado desde que comenzó a estudiar piano a los cuatro años. O al menos es lo que ha mostrado a lo largo de los años esta cantante, compositora, actriz, productora, activista, mujer de espectáculo, que desde sus primeros años de vida fue una figura a seguir por una generación que reverencia tanto sus piezas musicales como cada una de sus performances, como el de anoche, cuando dejó su esencia alocada y profunda, que fue captada por 62 mil 100 de sus bellos golems que la han emulado hasta en la forma de respirar.
Sus fans se mostraron como los más ruidosos, ya que entonaron cada estrofa, frase o gesto que la creativa neoyorquina ha propuesto.
Alabaron cada una de sus canciones y elevaron la energía del recinto de Iztacalco a un plano casi superior.
Gaga, personaje de la cultura popular mundial más allá de la música, ofreció su teatralidad sonora hecha de un equilibrio bizarrez y sentimentalismo.
El conjunto coral de miles de voces se unió a la detonación de la oriunda de Manhhatan para explotar en un caos o alboroto.
Se escucharon Bloody Mary, Abracadabra, Judas, Garden of Eden, Poker Face, Perfect Celebrity, Disease, Paparazzi, Alejandro y How Bad do you Want me, con la que se sentó al piano.
La energía como un sampler emanó el aroma de la histeria general que sólo ella puede generar, muestra de entregarse ante quien ha terminado de definir su personalidad: sus seguidores y su sustancia, con una vibe (palabra del argot juvenil para decir que alguien tiene onda) indescifrable.