Jueves 3 de octubre de 2024, p. 4
El reconocimiento por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de que la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco constituyó un crimen de lesa humanidad
, y la disculpa pública que por ello expresó el Estado mexicano se deben traducir en acciones concretas contra los responsables, instaron sobrevivientes y familiares de víctimas integrantes del Comité 68 Pro Libertades Democráticas, al conmemorar 56 años de la represión por parte de las fuerzas armadas.
Arropados por miles de estudiantes universitarios, normalistas rurales, integrantes de comunidades indígenas y organizaciones sindicales y populares, los miembros del Comité 68 marcharon de la Plaza de las Tres Culturas al Zócalo capitalino, para reiterar su exigencia de justicia, como lo han hecho desde hace décadas.
En una conmemoración que fue calificada por ellos mismos de especial
, al enmarcarse en el inicio de un nuevo gobierno federal, líderes históricos del movimiento estudiantil del 68 sostuvieron que son bienvenidos la disculpa y el decreto presidencial.
Ni perdón ni olvido
Más de cinco décadas han pasado y la fuerza estudiantil sigue retumbando en las calles. En medio de huélums y goyas, se escucharon las consignas ¡fue el Ejército!
, ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos
, mi generación quiere un título, no una acta de defunción
.
Al frente del contingente, sobrevivientes portaron una gran manta con la leyenda: alto a la impunidad
, y un nuevo modelo de justicia para el pueblo. Tras poco más de una hora, la movilización llegó al Zócalo donde se llevó a cabo el mitin central. Frente a Palacio Nacional, Félix Hernández Gamundi reconoció que en el decreto presidencial se establezca el compromiso del Estado a la no repetición y a abrir el espacio y los caminos para la acción de la justicia. Es lo que venimos demandando desde hace más de 50 años
.
Tras el pronunciamiento, en el que igualmente se pidió más inversión para educación y justicia para los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, los manifestantes guardaron un minuto de silencio por los ex líderes fallecidos como Roberta Avendaño, La Tita; Raúl Álvarez Garín y Mario Álvarez Cartagena.
Aunque la movilización se realizó en relativa calma, no estuvo exenta de disturbios provocados por personas encapuchadas vestidas de negro. Las agresiones comenzaron en la calle 5 de Mayo, donde lanzaron una decena de cohetes y bombas molotov al Palacio Postal, además de que saquearon una farmacia y una tienda de ropa.
Una vez en el Zócalo, mientras se realizaba el mitin central, más de 50 jóvenes del llamado bloque negro hicieron destrozos en el edificio del Gobierno capitalino, que a diferencia de Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana no estaba resguardado con vallas metálicas antimotines, por lo que hubo cristales rotose incendios en sus puertas centrales.
Minutos después, en ese recinto y en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, fueron desplegados docenas de agentes para resguardar las instalaciones, mientras los organizadores de la marcha llamaron a no caer en provocaciones. Fue el momento de mayor tensión, ya que los encapuchados insistieron en lanzar piedras, palos y bombas molotov contra los elementos de seguridad, quienes formaron barreras con sus escudos para contenerlos, además de que activaron extintores para repeler al grupo y así dispersarlos.