Martes 13 de febrero de 2024, p. 5
Para su intervención plástica en el Museo Nacional de Arte (Munal), el artista Stefan Brüggemann (Ciudad de México, 1975) eligió celebrar un símbolo muy poderoso
: la cruz. Los 12 lienzos de gran formato que realizó ex profeso para exhibir en el tercer piso del recinto, en la sección de la colección de arte virreinal, tienen una aplicación de hoja de oro en la superficie, mientras en el centro del lienzo pintó con aerosol, como si fuera una intervención urbana a modo de protesta, dos líneas que se cruzan. Algunas están recubiertas con plata. En algunos casos la pintura de la cruz chorrea. La exhibición se llama Dos líneas (fe).
Brüggemann, relacionado con el arte conceptual, fue invitado por el Munal para mostrar su obra contemporánea que reaccionaba
a la colección del museo. Al visitar el recinto, llamó su atención esta sección de arte religioso que casualmente me influyó mucho de pequeño, porque fue cuando por primera vez vi un texto escrito en un lienzo
.
Hijo de arqueólogos, de niño al observar por primera vez las filacterías (cintas con inscripciones dentro de la obra) de los lienzos novohispanos, descubrió que la pintura puede contener palabras. Esta revelación lo marcó y se convirtió en el eje de toda su producción artística. A los muralistas mexicanos les debe la dimensión social, política y económica de sus obras.
La obra del pintor, que se ha desenvuelto en varios medios, como escultura, instalación, fotografía y video, es muy textual, ya que siempre trabaja con el lenguaje. Suele emplear tipografía atrevida, luz neón y colores de alto contraste, para expresar su mensaje con precisión y claridad.
Impacto visual austero
El empleo que Brüggemann hace de la hoja de oro trae reminiscencias de los Mensajes dorados de Mathías Goeritz, obras bidimensionales de sentido espiritual.
Sí, ha sido una influencia también
, señala el artista, aunque, aclara, la diferencia es que él se convirtió en creyente y promotor de la creencia. En mi caso, no es eso, sino sólo celebrar ese símbolo
.
La hoja metálica le permite pintar reflejando
, es decir, adaptándose perfectamente a la superficie cuando refracta la luz, proyectando así su propia gestualidad. Sus obras se caracterizan por su estética minimalista e impacto visual austero.
No es la primera vez que Brüggemann exhibe en un museo mexicano. En 2000, expuso en forma individual en el Museo de Arte Carrillo Gil; ha participado en varias colectivas en los museos de Arte Moderno, Tamayo, Universitario Arte Contemporáneo y en la colección Jumex.
En el plano internacional, el artista quien vive entre Londres, Madrid y Ciudad de México, ha exhibido su obra en lugares como el Tate Modern, en Londres; el Museo de Arte Contemporáneo, en Chicago, y el Kunsthaus Zúrich.
Dos líneas (fe): Stefan Brüggemann permanecerá hasta el 26 de mayo en el Museo Nacional de Arte, Tacuba 8, Centro Histórico.