Acapulco, Gro., Hasta ayer continuaban 122 personas en los dos albergues instalados por el gobierno municipal de Acapulco; tras el paso del huracán Otis, en octubre pasado; uno está en la secundaria técnica número 1 y otro en la unidad deportiva Jorge Campos de la colonia Ciudad Renacimiento. En ambos permitieron el ingreso de mascotas, por lo que permanecen en calidad de refugiados 12 perros, dos pericos, un gato y cuatro aves.

En esos lugares, jóvenes, mujeres, hombres y adultos mayores reciben alimentos, agua potable, atención médica y sicológica, además son visitados por brigadas de salud y de bienestar animal, también participan en actividades recreativas, cursos de belleza o para hacer piñatas.

En la secundaria técnica, Nadia Eloísa Herrera Sánchez, responsable del albergue, explicó que las actividades se iniciaron con 250 personas, la mayoría turistas, quienes fueron trasladadas del hotel Calinda por el Ejército Mexicano, el pasado 25 de octubre, y posteriormente los devolvieron a sus hostales para que pudieran regresar a su lugar de origen. Actualmente, permanecen 47 personas.

En la unidad deportiva Jorge Campos están albergadas 75 personas, en su mayoría procedentes de las colonias Renacimiento, La Frontera, La Postal, La Preferida, Las Peñas, Nueva Revolución, quienes durante el día se van a cuidar sus pertenencias y sus casas, pero regresan al refugio a dormir.

El huracán nos quitó todo, se llevó toda nuestra casa, narró doña Fernanda Ahuecote Ahuecote, de origen indígena, quien relató que los vientos ocasionados por el meteoro en las primeras horas del 25 de octubre destruyeron su casa de madera y lámina, en la colonia Alta Laja, en la parte alta de la ciudad.

Actualmente, ella se encuentra en la secundaria técnica número uno, en uno de los dos alojamientos instalados por el gobierno municipal desde la noche del 24 de octubre.

Fernanda recordó que con su esposo pusieron colchones para evitar ser lastimados por la fuerza de Otis, pero “todo se estaba cayendo, a los cinco minutos voló todo. Ni el (huracán) Paulina nos hizo así, ni Ingrid ni Manuel, en la colonia todos resultaron afectados".

Agregó que cuando se voló la casa nos metimos abajo de una piedra, aunque se estaba moviendo y el aire golpeaba nuestros cuerpos. Una vez que regresó la calma, contó, mi familia y yo buscamos dónde guarecernos. Nos encontramos a unos del Ejército y nos trajeron al albergue.