En septiembre de 2022, la tensión en la selección femenil de España subió a su punto más alto con la renuncia de 15 jugadoras que cuestionaron la continuidad del entrenador Jorge Vilda ante situaciones que consideraron nocivas para los valores del futbol. En el escrito presentado a la Federación estaba el nombre de Andrea Pereira, capitana del club América y una de las profesionales con mayor prestigio en Europa luego de conquistar múltiples campeonatos.

Como muchas otras de sus compañeras, Pereira estaba convenci-da de no volver a formar parte de La Roja hasta que existieran cambios profundos en el organismo. Esa postura, a pesar de las salidas que ha derivado el caso de Jennifer Hermoso, entre ellas la de Vilda y la del ex presidente Luis Rubiales, aún se mantiene en el mismo punto de antes. Todavía hay varias cosas por cambiar, asegura la internacional de 29 años, convencida de que los hechos que el mundo ha podido ver van más allá de lo deportivo.

Siempre he pensado que la selección debe ser el sueño de toda jugadora. ¿Volver a una convocatoria? Yo estaría encantada, pero hay temas por tratar todavía y algunos aspectos no están en nuestras manos. Eso debe cambiar para que todos vayamos en la misma dirección, agrega.

Convocada a La Roja por primera vez en 2016, la defensa central de las Águilas observa a la distancia lo que ocurre en su país, donde la nueva entrenadora, Montse Tomé, encabeza los entrenamientos del equipo en medio de algunas grietas que se abrieron por la no convocatoria de Hermoso, bajo el argumento de que intentaban protegerla.

Tensión en La Roja

Muchas de las campeonas del mundo en Australia se mostraron ayer con el rostro serio, agobiadas por la masiva presencia de medios de comunicación y, sobre todo, porque fueron convocadas a su pesar, cuando en días anteriores emitieron una carta conjunta en la que pedían no ser llamadas a jugar hasta que no se resolvieran los problemas al interior de la Real Federación Española de Futbol (RFEF): entre ellos la presencia de Tomé, quien fue mano derecha de Vilda, y a la que señalan por haber sido cómplice de Rubiales y sus directivos.

¿Estás contenta de estar en la lista de convocadas?, se le preguntó a la portera Misa Rodríguez en conferencia de prensa. La respuesta fue contundente: No. En otro intercambio relacionado con aspectos más deportivos, la juga-dora catalana Mapi León fue interrogada sobre si cree que encontrará o no un lugar seguro bajo el amparo de la RFEF, a lo que ella contestó: habrá que hablar largo y tendi-do de si es seguro o no.

Así, la mayoría de las seleccionadas que acudieron a la convocatoria y respondieron a los cuestionamientos de los periodistas –varias prefirieron no hacerlo– señalaban que no estaban contentas de acudir al centro de entrenamiento ni con las decisiones adoptadas hasta ahora por los directivos y la propia entrenadora, a la que además acusa-ron de haber mentido durante la rueda de prensa del lunes, en la que aseguró que antes de hacer la lista y darla a conocer públicamente había hablado con ellas.

Eso, aseguran, es rotundamente falso, porque nunca habló con nosotras, coincidieron.

Es tal la tensión y el caos en torno a este llamado que las españolas fueron informadas de última hora que la concentración se trasladaba a Oliva, en Valencia, en lugar de hacerla en Madrid, donde estaba prevista. Y desde ahí viajaran a Suecia y Suiza, donde jugarán los próximos 22 y 26 de septiembre.

Ante el clima de crispación y fractura que existe al interior de La Roja, el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, fijó una postura en favor de que la RFEF libere o no castigue a las campeonas que no acudan al llamado de Tomé, lo cual a su juicio supone un ridículo como país.

Estaban mal. He visto tristeza, pesar y cansancio; no rencor ni malas formas. Alguna jugadora me ha transmitido que no está anímicamente bien. Están cansadas. Así que lo que no puede seguir en la federación son comportamientos que a ellas les inquietan y les dan miedo. Hay que decirlo con claridad. Como sé que las futbolistas tienen miedo a decirlo, si hace falta yo me convertiré en la persona que diga lo que transmiten sus conversaciones y comunicados. Ellas no acaban de mencionar todo porque tienen miedo a lo que pueda pasar, señaló Francos.