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Ahora somos un referente de restauración en todo el mundo

El director de Sitios y Monumentos de la Secretaría de Cultura federal subraya la gran capacidad técnica de nuestros especialistas

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▲ Ubicada en Izúcar de Matamoros, Puebla, la escultura colonial de Santiago Apóstol sufrió severas afectaciones luego de que le cayera encima la cúpula de su parroquia, durante los sismos de hace seis años.Foto Mauricio Marat
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▲ La figura fue trasladada tres meses después a la Ciudad de México, donde cinco restauradoras trabajaron de manera simultánea en la reintegración cromática de la escultura.Foto Mauricio Marat
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de septiembre de 2023, p. 3

El tic-tac del reloj del Palacio de Cortés o Museo Regional Cuauhnáhuac, ubicado en Cuernavaca, Morelos, quedó suspendido a las 13:14 horas del 19 de septiembre de 2017, momento en que se registró uno de los sismos más intensos que ha afectado al patrimonio histórico de México, al dañar en cuestión de segundos 3 mil 269 inmuebles históricos en 11 entidades.

Grietas, desprendimientos de aplanados, incluso el colapso total y parcial de muros, bóvedas y cúpulas fueron los graves deterioros ocasionados por los movimientos telúricos del 7 y 19 de septiembre de 2017 en edificaciones de Oaxaca, Puebla, Morelos, Chiapas, Tlaxcala, Guerrero, estado de México y Ciudad de México, así como en Hidalgo, Veracruz y Tabasco.

Las imágenes de inmuebles como templos y recintos históricos destrozados dieron cuenta de lo catastrófico que resultaron los fenómenos telúricos. Desde entonces se han realizado trabajos muy especializados, cuidadosos y respetuosos para su restauración, una primera parte en el sexenio anterior y durante los cinco años de la presente administración, relata a La Jornada el arquitecto Arturo Balandrano, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura federal.

Expresó que ante el desastre que ocurrió en 2017, sin parangón en la historia de nuestro país, el gobierno de la República destinó en los recientes cinco años, hasta este septiembre, 6 mil 600 millones de pesos. Nunca habíamos emitido una cantidad así para la conservación y la restauración del patrimonio en nuestro país, insistió Balandrano.

Los primeros reportes indicaban que en Morelos las zonas arqueólogicas de Topanzolco y Xochicalco registraron grandes grietas, al tiempo que hubo daños severos en la Casa de Morelos, en Cuautla. El Palacio Municipal en Oaxaca y la iglesia de San Vicente Ferrer, en Juchitán, así como el ex convento de Santo Domingo de Guzmán, en Tehuantepec, fueron de los más afectados en el estado de Oaxaca. En Puebla sufrieron daño 621 conventos, capillas, santuarios, museos, zonas arqueólogicas, puentes y parroquias como la iglesia de Los Remedios, en Cholula; en Guerrero, la parroquia de Santa Prisca, en Taxco.

Los temblores también afectaron lugares emblemáticos como la zona arqueológica de Chiapa de Corzo, en Chiapas, el templo de Santa Lucía y la Catedral de San Cristóbal. Los inmuebles, además de su valor histórico, son sitios propios de la comunidad por su arquitectura vernácula y por ser lugares donde se preservan sus tradiciones.

En la Ciudad de México algunas iglesias cerraron debido a los severos daños estructurales, tal fue el caso de los templos de Nuestra Señora de Los Ángeles, en la colonia Guerrero, el de la Santa Veracruz, frente a la Alameda Central y el de la Santísima Trinidad, ubicado en el Centro Histórico.

Balandrano refirió que el avance hasta este día es de 73 por ciento, que se expresan en 2 mil 386 inmuebles ya restaurados y entregados, entre los que se hallan monumentos arqueológicos, históricos de los siglos XVI al XIX y artísticos de los siglos XX y XXI, por ejemplo, el Ángel de la Independencia.

Entre estos edificios, 40 por ciento sufrieron afectaciones catalogadas como severas por el colapso de elementos arquitectónicos como cúpulas, torres, muros, etcétera, que pusieron en riesgo su estabilidad estructural. El 60 por ciento restante recibió daños menores y moderados.

De acuerdo con el arquitecto, la restauración recayó en la Secretaría de Cultura federal a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la participación del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) en el caso de monumentos de valor artístico, y de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural.

Última etapa del PNR

En la actualidad se está cubriendo la última etapa del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR) que atiende el tema del patrimonio cultural. La tarea pendiente es la conclusión de trabajos y la entrega a las comunidades de 926 inmuebles afectados. Se prevé erogar una inversión de 3 mil 300 millones de pesos, aproximadamente, y el reto es terminar la mayoría del trabajo en diciembre y algunos excepcionales hasta marzo.

Las autoridades informaron que se trabaja actualmente en entidades como Tlaxcala, donde expertos realizan la restauración de la Casa Cural de la Parroquia de Santa Cruz, el Templo San Lucas, así como el ex convento Franciscano de Atlihuet-zia. También se atienden 16 edificios en Milpa Alta y 30 en Xochimilco.

Debido a que los recursos para la reconstrucción están contemplados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2023, están obligados a concluir las obras en este ejercicio fiscal, aunque la ley permite, en casos excepcionales que resulten muy complejos, que ya estamos atendiendo, ampliarnos a los primeros meses del año que viene, con la condición de no pasarnos de marzo próximo, señaló el director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural.

Para realizar los trabajos de restauración y conservación, los especialistas se dieron a la tarea de recuperar las técnicas tradicionales de construcción y emplear los materiales equiparables para respetar el trabajo y la obra original, con la finalidad de no demoler los edificios.

“Tras los terremotos de hace seis años, el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes lanzó una convocatoria a las empresas que se especializan en la restauración de monumentos históricos o artísticos. Esas compañías debían utilizar las técnicas originales con las que se construyeron los edificios que podrían ser en el siglo XVI o XVII, XVIII.

“La respuesta arrojó que en el país había 400 empresas de restauración, de las cuales 20 por ciento tenían estructura, personal permanente y amplia experiencia en el tema. El resto eran emprendimientos pequeños y medianos, a veces de un sólo arquitecto restaurador, que para cada proyecto contrata una serie de colaboradores, trabajadores de la construcción y especialistas que se encargan de las labores.

Uno de los efectos del PNR es que hemos abierto el mercado de la construcción en materia de restauración. Estas empresas han obtenido, a través de estos procesos, una calificación para este tipo de acciones, aseguró Balandro.

Sentimos un gran orgullo de decir que de los 3 mil 269 inmuebles, hemos entregado más de 70 por ciento. Esto habla de la gran capacidad técnica de nuestros especialistas, técnicos, restauradores y de la mano de obra del pueblo de México que ha colaborado en estos proyectos. Logramos convertirnos en un referente obligatorio en la restauración de todo el mundo. Nunca antes un país había hecho un esfuerzo de este tamaño y de esta calidad de restauración.