PIB, 1er trimestre. El obstáculo del Norte
ese a todo: ajustes, incertidumbres, temores, pifias, torpedeos internos y agresiones externas, el Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre ascendió a 24.040 billones de pesos anualizados, con un crecimiento de 1.25% real respecto a 2018 (Gráfico 1).
Este crecimiento, que confiamos irá mejorando en el año, es por lo pronto el segundo menos malo de los primeros trimestres de los últimos cinco sexenios (Gráfico 2).
El PIB agropecuario tuvo en el trimestre un sorpresivo crecimiento de 5.85%, el mejor de los cinco sexenios (Gráfico 3-a). Este logro, desde luego, es atribuible en su totalidad (o casi) al empeño campesino y al clima favorable, y no ciertamente a la eficiencia de una Sagarpa que hasta ahora sólo ha restado apoyos al campo y no ha sido capaz ni siquiera de definir los precios remunerativos mínimos que deberían ya pagarse a los productores de básicos; precios que, insistimos, no tienen que ser subsidiados sino acordados y absorbidos por la cadena de intermediación (que es excesiva) para no impactar los precios al consumidor, ni requerir recursos públicos, salvo eventual financiamiento recuperable para compras por organismos públicos.
El PIB industrial decayó -0.69% en el primer trimestre, arrastrado por bajas en la producción de petróleo (-10.20); minerales (-4.32); electricidad, agua y gas por ductos (-0.71); y construcción (-0.85). Bajas sólo parcialmente compensadas por la industria manufacturera, la más importante, que creció 1.64%. No obstante su decrecimiento, el desempeño industrial trimestral califica como el segundo menos malo de los últimos cinco sexenios (Gráfico 3-b).
El PIB servicios creció 1.89% en el trimestre, tasa si bien modesta, es la segunda mejor de los cinco sexenios (Gráfico 3c)
CRECER EN CAMPO MINADO
Un nuevo obstáculo al crecimiento ha surgido. El hostil de la casa blanca ataca de nuevo a México con su acostumbrado descontón callejero. Así ha sido con el TMEC, el acero, el aluminio, los jitomates, y ahora la migración, el muro arancelario y las (des) calificadoras.
Consideramos que hasta ahora la posición del Gobierno de México ha sido la correcta: sensata, prudente y educada, pero si esta agresión arancelaria avanza, ahora bajo la pueril justificación de que México no detiene la migración centroamericana – de la que EU es en gran parte causa y cuya reciente modalidad de extrañas caravanas masivas cada vez se ve más clara como inducción deliberada para visibilizar una "invasión de hordas salvajes" e invocar razones de "seguridad nacional" a fin de justificar la imposición de aranceles descabellados a México en busca del voto de los parias económicos y mentales de ese país – entonces es tiempo de: 1) Ponernos serios frente a la insolencia y pararnos de la mesa, 2) Aplicar aranceles recíprocos a productos y servicios seleccionados, y 3) Acelerar el paso para hacer a México menos vulnerable con un intenso plan de integración económica interna, reorientación industrial, sustitución de mercados y proveedores, y autoabasto máximo en alimentos y energía.
Al margen, es necesario reconocer que la migración masiva del Triángulo Norte centroamericano sí se está convirtiendo en un problema mayúsculo para México.
Para callar al hostil, eludir su juego y sobre todo buscar una migración ordenada, tal vez serviría que México ampliara su propuesta de apoyo, inversión y desarrollo (largo plazo) para el Triángulo, con un programa a corto plazo que involucre a todos los actores (Guatemala, El Salvador, Honduras, la ONU, Estados Unidos y México, más otros países que deseen ayudar) para establecer en cada país expulsor Campamentos Migratorios Internacionales administrados por la ONU como primera estación de ayuda y refugios seguros a quienes huyen de la violencia, la persecución o la miseria. Ahí podrían operar intensivamente servicios consulares-migratorios de México y Estados Unidos (y tal vez de Canadá) para procesar en una primera instancia las solicitudes diversas de refugio, migración e incluso traslado al país de destino, así como eventuales vías de reinserción segura a sus propios países.
PD. Sin abandonar el respeto y la buena educación, sería conveniente que el Presidente López Obrador dejara de llamar amigo a Trump, porque no lo es.
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