La venta de cigarros piratas se ha convertido en un gran negocio para comerciantes de Tepito, quienes los ofrecen sin problema en rejas, tablones de madera o pirámides de cajas multicolores, que llaman la atención de los clientes, en su mayoría jóvenes.

La curiosidad o falta de dinero lleva a adolescentes a adquirir una cajetilla de 10 piezas en cinco pesos, lo mismo que cuesta un cigarrillo de una marca reconocida en el mercado, que se venden tanto en misceláneas o puestos semifijos en las calles de la ciudad.

Los cigarrillos procedentes de India, China o Estados Unidos, según se asienta en las cajetillas, cuestan de 10 a 13 pesos, según la marca, sabor o local, aunque el paquete de 10 se vende en todos lados en 120 pesos.

En un recorrido por las calles Jesús Carranza, González Ortega, Matamoros y Eje 1 Norte se observó cómo los vendedores ofrecen sin ningún problema cajetillas de cigarros como Native, Forastero, 777, A10, Mex, Catalan, Meridian y Silver Elephant.

La ausencia de vigilancia les permite ofrecerlos también a menores de edad, quienes buscan echarse un cigarrito para acompañar su azul o semen de pitufo –bebidas elaboradas con vodka y algún brebaje energético– que cuestan entre 45 y 70 pesos, según el tamaño.

Los cigarros que más se venden, según entrevistados, son los Maypole y Jaisalmer, cuyas cajetillas son semejantes a las de Marlboro o Camel, así como los Double Diamond, por su sabor a café, chocolate o vino tinto.

Otros que también tienen buena aceptación entre los jóvenes, dijeron, son el Dublin, Romantic, President, Meridien, Hills, Gentori, Laredo, Marshal, Santori 10, Golden Dear, cuyo precio por cajetilla va de 11 a 12 pesos.

Comentaron que, desde hace más de una década, los cigarros se sumaron a la larga lista de productos que se venden en Tepito, como son películas, ropa, accesorios de belleza, eléctricos, electrónicos, ropa, juguetes, comida, caguamones y bebidas alcohólicas.

Los viernes y sábados, aseguraron, son los mejores días. Los chavitos vienen a comprar paquetes para la fiesta, mientras nuestros clientes se llevan bastantes, para ofrecerlos afuera de bares, antros o cantinas, porque con unas copas encima, todos los cigarros saben igual.

Los decomisos son difíciles de darse, porque aquí los polis no entran: unos por miedo y otros porque reciben dinero, y por eso puedes ofrecer tu producto sin problema y la gente se puede echar su caguamón o su bebida sin ser molestado, afirmaron.