Directores de los institutos nacionales de Alta Especialidad y hospitales federales de la Secretaría de Salud (Ssa), en coordinación con la Comisión Nacional contra las Adicciones, se pronunciaron por la regulación en México de los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN) o cigarro electrónico como cualquier producto de tabaco, con advertencias sanitarias de texto y grafías en todos los empaques.

Además recomienda la prohibición de patrocinio, publicidad limitada y restringida; impuestos especiales, restricción de consumo en los espacios 100 por ciento libres de humo y cumplimiento estricto de la prohibición de venta a menores. Medida que también fue avalada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

Alertan que estos nuevos productos no dan mejores resultados que los que ofrece la farmacoterapia y terapia de remplazo para quienes desean dejar de fumar, pero sí presentan riesgos para los que nunca han fumado y amenaza con diluir y reducir los innegables avances logrados a lo largo de décadas de lucha contra la industria del tabaco.

En un mensaje a la opinión pública, luego que la Agencia Federal de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizara en días pasados un SEAN, denominado IQOS, advirtieron que no existe evidencia científica de que estos instrumentos permitan dejar de fumar ni han demostrado su seguridad para el fumador o los no fumadores, aunque quienes los emplean sí se vuelven usuarios y adictos a la nicotina.

El documento, suscrito por 17 autoridades sanitarias entre ellas los titulares de los institutos nacionales de Enfermedades Respiratorias, Salud Pública, Cancerología, Cardiología, Ciencias Médicas y Nutrición, Psiquiatría y Rehabilitación, entre otros, enfatiza que el cigarro electrónico y otros SEAN, proporcionan a sus usuarios nicotina, saborizantes y otras sustancias químicas en forma de vapor o aerosol en vez de humo. Señalan que el líquido que contienen los dispositivos electrónicos están compuestos principalmente de propilenglicol, glicerina, polietilenglicol y nicotina, así como saborizantes y otros químicos.

Subrayan que pese a que su comercialización es ilegal en nuestro país, han tenido una venta amplia, pero sin que exista información científica independiente suficiente para documentar la efectividad para dejar de fumar. No son dispositivos, además de que no son estandarizados ni grado médico que puedan recomendarse a los fumadores.