o importa con qué frecuencia se visite la ciudad de Querétaro, siempre hay cosas nuevas que ver y degustar. Ahora fue un recinto que hace pocos meses abrió sus puertas: el Museo de Arte Contemporáneo Querétaro (MACQ).

El espacio que lo alberga fue construido durante el siglo XVII y forma parte de lo que fue el convento de la Santa Cruz, que conserva su templo y parte de las instalaciones conventuales.

Aquí se estableció el antiguo Colegio de Propaganda Fide (propagar la fe entre los pueblos). De este lugar partieron los misioneros franciscanos para evangelizar desde aquí hasta la Alta California. Durante la Independencia fue prisión de Miguel Domínguez, después cuartel de Agustín de Iturbide, uso que se le ratificó con la promulgación de las Leyes de Reforma, por lo que también fue cuartel de Maximiliano de Habsburgo; tras su derrota, el austriaco permaneció preso en este lugar hasta el día de su ejecución.

Durante la segunda mitad del siglo XX funcionó como primaria hasta 2008, cuando el edificio se cerró y durante una década permaneció en el abandono.

Recientemente fue objeto de una profunda restauración que lo convirtió en un espacio de exposición moderno y luminoso. Con talento se conservó la estructura original y lucen añejos materiales.

En sus 2 mil 400 metros cuadrados alberga salas de exposición, cuartos de proyectos, una biblioteca/centro de archivo, mediateca, bodegas, una sala de museografía y pronto una tienda y cafetería.

El placer que brinda es doble: por un lado apreciar la belleza del antiguo edificio y por el otro disfrutar de muy buenas muestras de arte contemporáneo.

Busca ser un espacio que muestre y establezca relaciones entre artistas locales, regionales e internacionales de distintos formatos de producción de arte contemporáneo. Esto se complementa con un programa educativo que se fundamenta en talleres, biblioteca y archivo.

Su meta es convertirse en un referente a nivel regional y nacional para la exposición y educación del arte contemporáneo, además de promover la integración entre la comunidad y este tipo de arte.

Acaban de inaugurar la exposición Plástica contemporánea queretana, que reúne las obras de 86 creadores de la entidad, de diferentes generaciones y formaciones artísticas.

Hay trabajos individuales y colectivos de pintura, escultura, instalación, video, fotografía, mural y performance. La mayoría se crearon ex profeso para esta exposición. Comentan los organizadores que es una de las más grandes que se han realizado en el estado y en la que los artistas generan diálogos para confrontarse a sí mismos y construir juntos la plástica en Querétaro.

Entre los artistas participantes que podemos llamar grandes maestros se encuentra Santiago Carbonell, el talentoso pintor de origen ecuatoriano que desde hace más de tres décadas hizo de México su hogar, se casó, tuvo cuatro mexicanitos y escogió Querétaro para vivir. Hace unos años creó una fundación a través de la cual compró y restauró una casona en el Centro Histórico y la convirtió en un primoroso museo en donde muestra obras de su colección personal. Aquí también el gozo es doble: apreciar la increíble restauración contemporánea que respeta la arquitectura original y la obra magnífica del autor.

Aquí no quedan las novedades, a unos pasos del MACQ, sobre la calle Venustiano Carranza, en el número 50, se encuentra el Bao Bar & Bistro. Es un sitio pequeño, acogedor, con un aire asiático y una comida exquisita. La especialidad es el bao, panecillo cocido al vapor, suave y esponjoso que se rellena de una variedad de ingredientes. Son un manjar popular típico de países como Tailandia, Vietnam y Camboya, que es el equivalente a nuestros tacos callejeros. Ofrecen 16 variedades de rellenos y créanme, no hay a cuál irle, son sabores y texturas únicos. Se acompaña con cervezas artesanales queretanas que son excelentes o con cocteles con ingredientes del sudeste de Asia: lichi, cardamomo y jengibre, entre otros.