Noveles escritores dotaron a la capital neoleonesa de un perfil y estructura cultural, definen tres autores
Miércoles 27 de febrero de 2019, p. 4
Durante los años 90 del siglo pasado en Monterrey se profesionalizó el quehacer literario; fue una época en la cual los noveles escritores comenzaron a pensar en vivir de la literatura y la capital neoleonesa adquirió un perfil y una estructura cultural, coincidieron los autores Héctor Alvarado, Joaquín Hurtado y Ramón López Castro.
En la edición 40 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería se efectuó una charla en la que esos escritores reflexionaron alrededor de lo que fue cultural y literariamente esa década en Nuevo Léon, estado invitado del encuentro editorial.
Dejar el individualismo
A mediados de los años 80 y 90, ‘‘por primera vez algunos de los periódicos locales se volvieron generosos y publicaron suplementos culturales, lo que provocó que se tuviera que escribir semanalmente el poema, el cuento, la reseña, el artículo; y luego vinieron las revistas, en las que ya se pagaba por escribir, publicando obra personal”, sostuvo Héctor Alvarado.
‘‘Aquello generó una dinámica de aprendizaje entre los jóvenes escritores, a la que no estaban acostumbrados, y con ello se abrió la puerta para congregarnos en comunidad y dejar el individualismo del autor en su torre de marfil.
‘‘Empezamos a conocernos y respetarnos”, añadió.
Esa situación, destacó Joaquín Hurtado, ‘‘prácticamente modificaría para bien el mosaico y la estructura de la cultura en Monterrey. Se generó una responsabilidad con la palabra, la letra escrita y el lector”.
Aunque fue una época de fiesta, amistad y camaradería que dejó escuela, fue también una generación de escritores muy comprometidos con la disciplina de escribir.
‘‘Se profesionalizó el quehacer literario y fue la primera década en que se comenzó a pensar y decir: ‘voy a vivir de la literatura’. Fue una etapa de expansión y de expresar culturalmente muchos temas”, consideró Ramón López Castro.
Todo el potencial literario y cultural de Monterrey, concluyó, esa ‘‘semilla se sembró y creció en los años 90 del siglo pasado’’.