Dedica sólo unos minutos a la política exterior
Misiles rusos apuntarán hacia los sitios desde donde emane una amenaza, advierte el gobernante
Jueves 21 de febrero de 2019, p. 24
Moscú. “Rusia es –y será siempre– un país soberano y jamás aceptará que nadie le imponga dictados. O somos así o, de plano, dejaremos de existir como Estado, aunque en el mundo hay algunos que toleran ser ninguneados”, afirmó este miércoles el presidente Vladimir Putin.
En el mensaje anual que, en cumplimiento de una obligación constitucional, presentó Putin –por decimoquinta ocasión desde que despacha en el Kremlin– ante los miembros de las dos Cámaras del Parlamento federal, con la presencia también de invitados especiales de la élite rusa y representantes del cuerpo diplomático, habló poco de política exterior y seguridad –tan sólo 11 minutos de la hora y 26 minutos que duró su discurso–, pero enfatizó que Rusia está preparada para afrontar los desafíos foráneos.
Al respecto, reveló la existencia del proyecto Tsirkon, nuevo misil hipersónico de emplazamiento naval que alcanzará una velocidad de 9 mach y tendrá mil kilómetros de alcance, confirmó que se sigue trabajando en las variedades de armamento nuclear que dio a conocer el año pasado, afirmó que Rusia no va a ser la primera en instalar misiles de corto y mediano alcance, aunque pidió que nadie dude que reaccionará de inmediato si Estados Unidos lo hace. Respuesta simétrica, dijo.
Advirtió que los misiles rusos apuntarán hacia los sitios desde donde emana una amenaza a su seguridad y, como respuesta asimétrica, también tendrán como blanco los centros en que se toman las decisiones, en alusión a territorio estadunidense.
Putin no podía dejar de referirse a lo que parece su armamento preferido: el bloque hipersónico Avangard, que puede desarrollar una velocidad 20 veces superior a la del sonido.
“Al conocer todos los detalles de este grandioso trabajo, tengo todos los fundamentos para sostener que la creación del sistema Avangard es equiparable al lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial de la Tierra”, remarcó el titular del Kremlin.
El mandatario ruso, con una frase efectista, propuso a Washington contar –antes de tomar cualquier decisión que afecte la seguridad de Moscú– la velocidad y el alcance de los misiles hipersónicos que tiene previsto fabricar Rusia.
Cual era de esperarse, dado que los índices de popularidad del presidente ruso mantienen una preocupante tendencia a la baja, Putin dedicó la mayor parte de su discurso a cuestiones de la política doméstica.
No sorprendió a nadie cuando lanzó el compromiso de mejorar el nivel de vida de la población a partir de este año, reconoció el balance desastroso de la política social, con sus 19 millones de rusos que subsisten en la miseria, y propuso algunos paliativos para maquillar la difícil situación de los sectores más necesitados.
En el mismo intento de levantar su imagen, como si estuviera en campaña para sumar votos, Putin repartió promesas: equiparar las pensiones con el mínimo para vivir
(que cada región establece y que en Moscú, por ejemplo, significaría para los jubilados un incremento del orden de apenas el equivalente de mil 400 pesos); reducir impuestos a familias de prole numerosa; ayuda económica a minusválidos; fijar intereses de hipotecas que no rebasen 8 por ciento anual; extensión del plazo de pago de cuotas para hipotecados que perdieron el empleo.
De igual manera, el presidente de Rusia ofreció asistencia médica en todas los poblados del país (para lo cual ofreció algo así como 300 mil pesos para los doctores que quieran trasladarse al medio rural de modo voluntario); construir o modernizar mil 590 consultorios médicos; fibra óptica en todas las escuelas rusas en 2021; aprobar una ley que garantice compensaciones económicas a víctimas de desastres naturales y otras calamidades (entre 800 mil y un millón de rusos en este momento).