nsistente ha sido el pregón del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)sobre cómo evitó un atraco más a la nación, al intervenir, respetuosamente, en un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se trata de la intentona de los ex dueños del grupo cervecero Modelo, quienes pretendían recuperar del fisco unos 35 mil millones de pesos por impuesto sobre la renta de una operación de compra-venta (20 mil 100 millones de dólares) que se concretó a mediados de 2013.

En la mañanera de ayer, AMLO sintetizó su acción así: El pueblo se cansa de tanta pinche transa, para que quede claro.¿Cómo es posible que los que tienen más ingresos no paguen (impuestos) o se les devuelvan? Recuerdo casos en los que regresaban impuestos sin llegar siquiera a una resolución de la Corte, porque este caso fue la última instancia.Conozco asuntos de abogados muy famosos, muy influyentes, de otros tiempos, que ahora no están tan contentos con nosotros, que negociaban y obtenían para sus clientes devolución de impuestos de 10 o 12 mil millones de pesos.

Y redondeó: todo eso se acabó. El juez, magistrado, ministro que proteja a un delincuente de cuello blanco, que solape un acto de corrupción, cuando menos va a ser denunciado, cuando menos. Nada de que me voy a quedar callado. Una cosa es el respeto a otro Poder y otra que, sabiendo que hubo una transa, me quede yo callado, porque no voy a ser cómplice. Esa fue la norma en tiempos neoliberales. Año tras año el SAT pagaba multimillonarias cantidades a consorcios privados por devolución de impuestos –o de plano no los pagaban–, y los ex accionistas de Modelo no fueron la excepción, como en su momento los de Femsa (por su sector cervecero Heineken pagó 7 mil 347 millones de dólares), Banamex (vendido a la trasnacional estadunidense Citigroup) o Bancomer (vendido a la trasnacional española BBVA), sólo por citar algunos casos.

Pero López obrador nunca menciona los nombres de los pecadores.¿Quiénes reclamaron la devolución de esos 35 mil millones de pesos? Entre otros, Carlos Fernández González (presidente del consejo de administración hasta la venta de Grupo Modelo a la trasnacional belgo-brasileña Anheuser-Busch InBev, la cual ya tenía participación accionaria), María Asunción Aramburuzabala, Valentín Diez Morodo, Juan Sánchez-Navarro Redo, Luis Javier González Cimadevilla, Mario Álvarez Yates, Luis Miguel Álvarez Pérez, entre otros.

Por cierto, cuando menos Aramburuzabala y Diez Morodo también fueron beneficiarios de aquella venta del siglo (Fox, dixit); es decir, la de Banamex a Citigroup, en 2001 (con Roberto Hernández y Alfredo Harp a la cabeza; por allí andaban Germán Larrea, de Grupo México y Lorenzo Zambrano, de Cemex) por 12 mil 500 millones de dólares. La parte vendedora tampoco pagó impuestos (le tocaba enterar 3 mil 750 millones de billetes verdes).

También está la venta de Bancomer al español BBVA, entre cuyos beneficiarios estuvo el accionista mayoritario de Femsa –el mismo grupo que en 2010 no pagó impuestos por la venta de su sector cervecero a Heineken-Eugenio Garza Lagüera, y el premiado Alberto Baillères (Peñoles, Palacio de Hierro). Debieron enterar al fisco algo así como mil 230 millones de dólares, pero ni un centavo pagaron.

El truco era simple: por medio de la Bolsa Mexicana de Valores se anunciaba la oferta pública de adquisición de acciones de tal corporativo, y... ¡listo!, todo libre de impuestos. Así, por ejemplo, los ex dueños mexicanos del Grupo Modelo se llevaron, limpios de polvo y paja, los 20 mil 100 millones de dólares, aunque por aquellos ayeres la Secretaría de Hacienda aseguró que sí pagaron al fisco. Quién sabe, pero lo cierto es que de cualquier forma a un tris estuvo de regresárselos.Y si no es por devolución, simple y sencillamente es por condonación de impuestos. ¿Se acabó la evasión?

Las rebanadas del pastel

Espeluznante lo dicho por Alejandro Encinas: México se ha convertido ya en una enorme fosa clandestina.

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