i es cierto que en política la forma es fondo, la falta de interés en las filas de Acción Nacional por la candidatura al gobierno del estado dice mucho del ambiente en ese partido. El gobernador Francisco Vega no tuvo un delfín que intentara siquiera sucederlo en un proceso que se vislumbra perdido. El partido que lleva 30 años en el poder estatal está desgastado y su clase política no está dispuesta a arriesgar, así que José Óscar Vega Marín, un panista de la época del fallecido José Francisco Blake Mora, está sacando la casta por el panismo.

Ninguno de los miembros del gabinete quiso ir a una disputa ganada por el aspirante de Morena, Jaime Bonilla Valdez; tampoco los empresarios locales a quienes les fue ofrecida la candidatura quisieron entrarle. Juan Manuel Hernández Niebla, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, quien en los meses recientes tuvo una postura muy crítica frente a la inseguridad en el estado, fue el único que reconoció públicamente que le ofrecieron la postulación. Pero Mario García Franco, propietario de la papelera San Francisco, tampoco aceptó, al igual que otros.

La percepción de que la amistad del presidente Andrés Manuel López Obrador con el candidato de Morena, Jaime Bonilla, es la mejor ecuación política para Baja California ha permeado fuertemente. Un aspirante que logró convencer al mandatario de crear la zona libre, bajar el impuesto al valor agregado por decreto y atender muchos de los conflictos inherentes a la zona fronteriza tiene todas las posibilidades de ganar ante posibles candidatos que difícilmente podrían hablar al oído de López Obrador. Ese es el gran activo de Morena en la próxima elección: la posibilidad de que el estado sea escuchado a 3 mil kilómetros.

Como en cadena, lo mismo ocurre con los aspirantes a ediles. En Mexicali y Playas de Rosarito, los panistas Gustavo Sánchez y Mirna Rincón, respectivamente, mantienen base social y discurso; en los otros municipios los candidatos panistas se ven menos competitivos.

En Tijuana, Juan Manuel Gastélum es el candidato porque no hubo acuerdo con Julián Leyzaola y nadie más estuvo dispuesto a ir a una contienda que no se aprecia fácil. Los panistas dicen que el militar quería todas las posiciones del municipio y las diputaciones para firmar la alianza y por eso no hubo manera de conciliar.