La disputa, desde 1945
Todo indica que no habrá un acuerdo para el martes 22, cuando se reunirán Vladimir Putin y Shinzo Abe
Martes 15 de enero de 2019, p. 23
Moscú. Sin ningún avance concluyó la primera ronda de negociaciones que sostuvieron aquí este lunes los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, y de Japón, Taro Kono, para tratar de desbloquear la firma de un tratado de paz entre los dos vecinos asiáticos, pendiente desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Por lo que trascendió –y las filtraciones interesadas nunca faltan en estos casos– ni rusos ni japoneses están dispuestos a hacer concesiones en el espinoso tema de su disputa territorial.
Se mantiene, por tanto, la divergencia principal: la pertenencia de las Islas Kuriles, que Rusia considera parte inalienable de su territorio y que Japón exige le sean devueltas parcialmente.
No parece factible que los cancilleres puedan llegar a un acuerdo que permita suscribir dicho pacto el próximo martes, cuando está previsto que se reúnan el presidente Vladimir Putin y el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quienes acordaron –en su anterior cumbre, celebrada en noviembre de 2018– buscar nuevos mecanismos para facilitar la firma de un tratado de paz
.
Lavrov declaró, antes de recibir a su colega nipón, que la posición fundamental e innegociable
de Moscú es que Japón debe reconocer la soberanía rusa sobre las Kuriles, acorde con los resultados de la Segunda Guerra Mundial.
La ofensiva diplomática de Tokio se centra sobre Kunashiri, Shikotan, Etorofu y las Habomai, las islas más meridionales del archipiélago de las Kuriles que reclama como suyas y que confía en adherir a la prefectura de Hokkaido.
Moscú, por la importancia estratégica de las islas, no está dispuesto a cederlas y propone a cambio crear condiciones que faciliten las inversiones japonesas y grandes proyectos de cooperación en las Kuriles y también en otras regiones del Extremo Oriente ruso, así como adoptar un convenio de supresión de visas para visitas de corta duración (hasta tres meses).
Por lo pronto, este lunes los cancilleres ni siquiera fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre la conferencia de prensa que programó el anfitrión y tuvo que cancelarse al alegar el huésped que vino a Moscú a negociar a puerta cerrada, no a responder preguntas de reporteros.