Domingo 4 de noviembre de 2018, p. 14
En el PAN hay una nueva generación de militantes que ya no tiene una identidad fundamentada en lo que fue la lucha histórica del partido del siglo XX. Se trata de un grupo que se caracteriza por su mayor pragmatismo y cuyas prioridades son las de detentar el poder, ejercer los cargos y obtener con legítima razón, los beneficios que ellos representan, señaló Aminadab Pérez Franco, director de la Fundación Miguel Estrada, quien ubicó a Marko Cortés, candidato a la dirigencia nacional del blanquiazul, y a sus antecesores, como representantes de esa nueva generación.
Son militantes, explicó, que no ven los principios ideológicos, el bien común o hacer del partido un instrumento al servicio de México, como parte de sus temas fundamentales.
En el PAN “ya no hay esa mística de la convicción que te hacía permanecer y soportar, que te daba fortaleza para que resistieras situaciones adversas. Ahora si la adversidad se presenta, sí es una alternativa irse, abundó Pérez Franco
Por lo que hace a Manuel Gómez Morín Martínez del Río, el otro candidato a la presidencia del PAN, el estudioso estimó que no representa una oposición. En el pasado, cuando se hablaba de oposición se estaba aludiendo a diferencias ideológicas y a la confrontación de ideas. En el caso del nieto del fundador del partido, lo que existe es una inconformidad mal encauzada y esa va a seguir después de que concluya el proceso electoral interno, consideró.
Los que están molestos seguirán molestos y quizá se vayan, como lo hizo Ernesto Ruffo, pero eso no necesariamente afectará a los grupos hegemónicos que tienen tomada a esta fuerza política, puntualizó.
A ocho días de la elección del próximo dirigente del blanquiazul, Pérez Franco señaló que ni Cortés ni Gómez Morín están planteando lo que Acción Nacional necesita para ser una oposición fuerte: redefinir su relación con los ciudadanos, establecer una posición clara frente al próximo gobierno, promover una reforma estructural que permita al instituto político tener más fuerza que los grupos internos, y lograr la reconciliación o romperse.
Si Felipe Calderón quiere vivir en el PAN nada más para estar tuiteando contra el presidente y acusarlo de corrupción, ya no tiene cabida en el partido. O está dispuesto a reconciliarse y acepta a una persona que ha sido su enemigo político en Michoacán por muchos años o mejor que se vaya, dijo Pérez Franco.