Estado de derecho: en extremo chueco
n el amanecer de la IV República, un tema recurrente en nuestras conversaciones fue identificar los grandes problemas: ¿Cuál sería la prioridad? Un grupo de amigos divagábamos cuando llegó a nuestras manos el Índice de estado de derecho en México 2018, realizado en los 32 estados por el World Justice Project (Proyecto Mundial de la Justicia). La investigación refleja un paisaje devastador en nuestro Estado de derecho
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El índice consideró ocho factores esenciales: límites al poder gubernamental, ausencia de corrupción, gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimiento regulatorio, justicia civil y justicia penal. En México, la corrupción es una práctica sistematizada en el sector público y privado. Los gobernantes no rinden cuentas y el nivel de impunidad es muy alto. Los tribunales no otorgan garantías suficientes a la población. La violación a los derechos humanos es constante y recurrente, hay zonas del país donde no se garantiza la vida, la libertad ni la seguridad.
Entre los amigos nos preguntamos si realmente estamos tan mal. Nuestra respuesta fue afirmativa. La esquizofrenia entre la ley y la realidad es nuestra atmósfera. Nos hemos habituado. Como aquel que vive junto a una fábrica que despide malos olores y después de un tiempo deja de percibirlos porque se acostumbra. Quizás esta realidad de transgredir la ley sin sentir remordimiento tenga su origen en la época de la Colonia: el legislador se encontraba al otro lado del océano, legislaba para una realidad que no conocía y las normas podían ser suspendidas cuando afectaban los intereses de las instituciones o individuos que tenían poder local.
Más allá del origen histórico, las recientes encuestas muestran cómo se está percibiendo con mayor sensibilidad los amargos frutos de este “estado de chueco”, como lo ha llamado Gabriel Zaid. El nuevo gobierno deberá estar alerta a partir del primero de diciembre y actuar sin titubeos, imponer la ley más allá de la conveniencia de los gobernantes y grupos de interés. ¡Vaya reto!
Colaboró: Meredith González.
Twitter: @ortizpinchetti