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s contrastada la valoración hecha por los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá del convenio comercial trilateral que sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ha sido dado a conocer como Acuerdo Estados Unidos, México, Canadá (Usmca, por sus siglas en inglés).
Se escuchó un disparo; después el caos
aminamos en la Plaza de las Tres Culturas, de la orilla de las ruinas al edificio Chihuahua, para escuchar con claridad a los oradores. El avance era lento porque la plaza estaba colmada de gente interesada en saber y conocer el rumbo y destino de la lucha de los estudiantes. Era empujar y ser empujado hacia el lado oriente de la plaza: ceder-avanzar. De repente, a mis espaldas sentí un empujón más fuerte e insistente, por lo que voltee a ver de quién era la prisa. Me sorprendió ver un soldado con el fusil embrazado, con bayoneta calada –marrazo, le decíamos– empujándonos. Lo encaré exigiendo respeto a mi derecho de reunión y manifestación; el soldado, sin más, me volvió a empujar apoyando de canto el fusil sobre mi pecho, y me lanzó un: Que te muevas hijo de tu pinche madre, o ¿qué?, ¿quieres que te hable en ruso, que es lo único que entienden los pinches comunistas como ustedes?
a Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) conmemoró la matanza de Tlatelolco con una imagen iluminada de la paloma que fue logo de los Juegos Olímpicos de 1968, pero que lleva un balazo en el corazón, y luego con letras en neón, tomadas en estilo también del logo, que dicen: Nunca más
. A su vez, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, declaró también que, como presidente, no ordenará represión. Que el Ejército es pueblo en armas, y que no se usará nunca a los militares contra el pueblo.
a Revolución Mexicana (1910-17) y la rusa (1917-24) estremecieron a la humanidad. Sin la primera, inimaginable qué hubiera sido de nuestra América. Sin la segunda, quién sabe en qué mundo viviríamos.
l miedo o los temores sembrados por los grupos de poder durante las dilatadas y aguerridas campañas de Andrés Manuel López Obrador van quedando en la trastienda. No se han disipado por completo y, posiblemente, permanecerán activos en parte del cuerpo social por largo rato. Es posible que, por el momento, estén solamente adormecidos y retornen según los avances en los planes del gobierno venidero. El ogro feroz y destructivo de izquierda, tal y como se le supuso por años, se ha suavizado un tanto y los acomodos sugieren factibles tiempos distintos a los previstos. Las estridentes alarmas han bajado de tono y, desde la mera cúpula del poder, muchas de ellas, por el momento al menos, desactivadas. Es probable que ahora se vea a los morenos con un lente distinto al que los identificaba como una turbamulta deseosa de venganza y capaz de irracionales arrebatos. La República parece haber entrado, en buena parte al menos, en una fase de ajustes no indiferente a los apretones, presiones y pleitos.
os indicios históricos indican que la mayor parte del clero, obispos y laicos dirigentes apoyaron, durante el conflicto, al presidente Gustavo Díaz Ordaz pero no validaron la represión a los estudiantes. Pese a que la mayoría de obispos guardó silencio ante la brutal masacre de Tlatelolco, la jerarquía se ve obligada a pronunciarse con un tibio comunicado del 9 de octubre firmado por el entonces arzobispo Ernesto Corripio Ahumada. El texto llama al diálogo con insistencia, rechaza la violencia, exalta la paz y hace un llamado tanto a estudiantes como autoridades, como si se tratara de dos fuerzas en igualdad de condiciones. El texto de los obispos admite la supuesta manipulación de la juventud, pero tiene la virtud de no elogiar la represión del gobierno ni aclamar las medidas tiránicas de Díaz Ordaz. A diferencia de otros grupos fácticos que legitimaron el deplorable desenlace, como los empresarios, los medios, los sindicatos y numerosos intelectuales.
a teoría económica desempeña un papel fundamental en nuestra visión del mundo y de la sociedad. Desgraciadamente, ha contribuido a distorsionar nuestra perspectiva y ha deformado la percepción de las fuerzas que guían el devenir de los acontecimientos humanos. Quizá en ningún espacio esto ha sido más destructivo que en el ámbito del llamado mercado laboral. Es en este ámbito en el que más urge sacudirse la tiranía de las ideas.