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No nos dejen a la deriva, claman en la Hipódromo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de septiembre de 2018, p. 43

A pesar del desastre que dejó el sismo, con inmuebles colapsados y otros tantos a punto de caer, en la colonia Hipódromo y sus vecinas: la Roma y la Condesa, una de las zonas de mayor plusvalía en la delegación Cuauhtémoc, donde un cuarto de 20 metros se renta en 8 mil pesos, no hay lugar para los campamentos de damnificados y los reclamos por la falta de ayuda oficial apenas llegan a las redes sociales.

Quieta y silenciosa, así ha enfrentado el primer año de la tragedia, en contraste con la efervescencia suscitada, que apenas cimbró la tierra convirtió sus parques en albergues y centros de acopio, bloqueó sus calles que fueron tomadas por militares y brigadistas.

Según cálculos de los propios vecinos, en sus calles existen 120 edificios con algún tipo de daño, que desde el sismo se encuentran desalojados, y pasarían desaparecibidos de no ser porque, en algunos casos, aún se encuentran acordonados por las tiras de plástico color amarillo.

Por favor, no nos dejen a la deriva. Urge atención de protección civil, se lee en una manta en un edificio de Ámsterdadm 232, como una tímida petición de sus inquilinos, sin que en el resto de los inmuebles afectados haya mayores expresiones para exigir apoyo.

Como en muchos casos, en el edificio Sagor, en avenida México número 117, los condóminos optaron por organizarse y asumir los gastos de los dictámenes para reforzar el inmueble.

Todo lo hemos pagado por nuestra cuenta; estamos en proceso de que se haga el proyecto de rehabilitación. Ya tenemos el estudio de que el daño estructural es menor y tiene remedio, aseguró el administrador, Érick Ramírez, quien explicó que en lo individual cada quien ha buscado directamente los apoyos que el gobierno otorga.

Sin embargo, agregó que en conjunto pedirán ayuda gubernamental para afrontar la inversión para la ejecución de la rehabilitación.

Trinidad Godínez, de Ámsterdam 27, quien se unió al colectivo Damnificados Unidos de la Ciudad de México, refirió que después del sismo en la zona se realizaron dos reuniones, pero después cada quien jaló por su lado.

Les comuniqué que me había integrado a la organización, pero sólo logré que se unieran los de dos inmuebles más, porque incluso fue complicado convencer a mis vecinos, que decían: pero cómo vamos a ir a marchar o bloquear calles. Les respondí: yo lo hago, pero déjenme incluir al edificio para que nos llegue el apoyo.

No hay peor lucha que la que no se hace y yo seguiré luchando, porque es mi patrimonio, expresó.