El 12 de febrero de 2004, tres pequeños presenciaron la forma en que su madre era asesinada a golpes por su padre y el hermano de éste en el municipio de Cuautitlán Izcalli, estado de México. Aunque el dictamen pericial confirmó lo anterior, las autoridades de procuración de justicia en la entidad consideraron que lo dicho por los niños fue producto de su fantasía.

Los agresores están libres y debido a la impunidad del caso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) admitió revisar el caso de Nadia Alejandra Muciño Márquez, con lo que esa instancia internacional analizará de forma integral tanto las violaciones en que incurrió el Estado mexicano contra la víctima y su familia, como la obstaculización en el acceso a la justicia.

Es el primer caso de violencia feminicida en esta entidad, la de mayor violencia contra las mujeres en el país, que examinará la CIDH. Durante 2017, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el estado de México hubo 301 homicidios dolosos de mujeres, que lo colocó como primer lugar en ese delito a escala nacional.

La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, organizaciones que acompañan a la familia de la víctima, indicaron que la historia de Nadia es un caso que refleja el contexto de violencia en contra de las mujeres en el estado de México.

Maltrato y privación de la libertad

En 1997, a los 17 años de edad, Nadia conoció a Bernardo López Gutiérrez, de 22 años. Tuvieron una relación y a los pocos meses decidieron vivir juntos. Procrearon tres hijos (dos niños y una niña).

Él la violentaba físicamente, hasta que en mayo de 2003 la privó de la libertad durante seis días. Ella lo dejó y denunció los hechos ante las autoridades mexiquenses, pero no hubo medidas de atención adecuadas. Meses después, Bernardo la convenció de regresar y aparentemente cambió su actitud.

Sin embargo, en febrero de 2004, denunciaron las organizaciones no gubernamentales mencionadas, Bernardo y su hermano de nombre Isidro la asesinaron a golpes en presencia de los tres niños de entonces cinco, cuatro y dos años de edad. Los asesinos simularon que se había suicidado. Los padres de Nadia han buscado, en vano, justicia por años.

El caso ahora está en la CIDH. Esperamos que las recomendaciones que el organismo interamericano emita no sólo impacten en el caso de Nadia y su familia, sino que también se conviertan en punto de partida para la búsqueda de justicia en los miles de casos de violencia contra las mujeres en nuestro país, subrayaron la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia.