ay procesos económicos que dañan el medio ambiente, cosas agresivas como la minería o tan delicadas como una presa. Las actividades humanas de manera necesaria interfieren en la libre reproducción de la naturaleza. Por esta contradicción de la actividad económica y social humana con la conservación natural, los organismos que se encargan de pensar y promover formas de desarrollo que sean lo más amigable posible con la naturaleza han creado la idea del llamado desarrollo sustentable. Es una idea joven. Su primera aparición bajo los términos de sostenible fue apenas en 1972, con un texto titulado Los límites del crecimiento. La necesidad de armonizar el avance económico y la preservación natural es reciente.

En el estado de Zacatecas se ha estudiado el impacto negativo que muchas de las actividades del desarrollo han infringido: la minería, los monocultivos, el uso de químicos en la agricultura, la ganadería extensiva, los asentamientos irregulares y, sin duda, el uso irresponsable del agua. En todos estos temas contamos con diagnósticos de centros de investigación y se han dado a conocer con oportunidad. Los gobernantes los conocen. La malo es que no observamos que se usen para planear un desarrollo sustentable en la entidad. Siempre lleva las de ganar el criterio económico y la naturaleza pierde.

Con ella perdemos todos, sobre todo las generaciones futuras. Ahora se trata del agua. La construcción de presas evita que el agua siga su curso normal en la arquitectura de las cuencas. Sin embargo, la pregunta debe ser siempre por la forma en que se puede armonizar el interés social y la conservación ambiental en los proyectos económicos y de infraestructura. Lo sustentable también implica que dichos proyectos sean socialmente justos, que no se tomen riesgos ambientales para beneficiar a unas pocas empresas trasnacionales.

Ahora mismo, todas estas interrogantes deberán caer sobre el proyecto de infraestructura más importante de los últimos años: el conocido proyecto presa de Milpillas.