Gente de diversos sectores fue a votar
La mayoría caminó a su casilla y tomó la selfi histórica
Lunes 2 de julio de 2018, p. 17
Domingo primero de julio. Para ser una ciudad de distancias largas, en la que los trayectos se miden en horas y no en kilómetros, donde los viajes se hacen en automóvil, en Metro, autobús, Uber o como se pueda con tal de llegar, mucha gente decidió caminar. Lo hizo para ir a votar.
En colonias de Tlalpan, Coyoacán y Benito Juárez había filas desde las ocho de la mañana…
Las filas ante las casillas se repetían en todos lados. En Cuajimalpa, en Santa Fe, en las colonias del centro y norte de Ciudad de México. Las más grandes se formaron en las casillas especiales, donde acudieron ciudadanos que no tienen su domicilio en la capital, que están de paso. Sólo hay 750 boletas en cada una, pero la fila en la colonia Del Valle era de mil 300 personas antes del mediodía.
En una casilla de la calzada de Tlalpan, vía rápida que va del sur al centro de la ciudad, los vecinos llegaban a pie a votar. La familia del apellido que empieza de la pe a la zeta vino con niños, que salen de la casilla y muestran el pulgar.
Ya se ha dicho que en esta elección el voto de los jóvenes podría definir los resultados. Casi 15 millones de los 89 millones de electores tienen entre 18 y 24 años, según el Instituto Nacional Electoral (INE). Los nacidos entre los años ochenta y el 2000, los milenial, son 40 por ciento del padrón. Pero hay casillas en las que a los jóvenes no se les ve. En la colonia Sinatel, por ejemplo, una de esas que no han sido colonizadas por la tribus urbanas, los funcionarios de una casilla son casi todos adultos mayores.
Adelaida Martínez, vecina de esta zona, de 67 años, dice que se siente como en el 88, cuando votó por Cuauhtémoc Cárdenas. Ahí salí a votar con ilusión, creí que él iba a ganar. Todos los creímos. Hoy vine a votar por mi candidato y espero que ahora no nos hagan fraude
.
En una casilla de la colonia Roma la mayoría son jóvenes. En la fila están como electores, en la mesa como funcionarios, pero Maira y Rodrigo, veinteañeros, dicen que no se identifican con los candidatos que están en la boleta.
Eso de la caminata depende de la zona. En Lomas de Vista Hermosa, contigua a Santa Fe y a Lomas de Chapultepec, hay votantes a quienes sus choferes los dejan en la puerta de la casilla. A pesar del embotellamiento que causan, la gente no para de llegar.
Afuera de las casillas, tanto de las colonias más ricas como de las de clase media y las más marginadas, hay selfis. Se las toman en grupo, en solitario, en pareja. Todos muestran los pulgares manchados que prueban que ya votaron.
Una foto más se ve al mediodía en Chapultepec. Aquí, como cada domingo, varios se acercan a los fotógrafos que están frente al Altar a la Patria –el monumento a los Niños Héroes– y les piden que les tomen una por 20 y hasta 150 pesos. Y también muestran el dedo entintado.
En el parque, un payaso da un aviso a los que llegan: El zoológico está cerrado porque los animales están peleándose por quién va a ser el presidente
. Entre quienes votaron y no sueltan la carcajada.
En colonias de altos ingresos, en las de bajos, entre electores más jóvenes y los de mayor edad, hay cosas en común. Cecilia, de 33 años, dice que lo que le gusta es que a la hora de venir a la casilla todos somos iguales, a todos nos tratan igual
.
Y si uno pregunta en cualquier casilla del centro, del norte o en el sur, la respuesta es semejante: los votantes dicen que quieren lo mejor para el país, aunque mejor
no signifique lo mismo para todos.