Hay mayor detección temprana, pero mueren 4,630 personas al año por la enfermedad
Para avanzar contra el virus, primero se debe reconocer que el problema existe, advierte
Los médicos generales deberían hacerse cargo de pacientes: expertos
El obispo de Rancagua pide perdón por su tardanza para atender las denuncias
Los religiosos habrían formado el grupo La Familia para abuso de menores de edad
Se reunirán en junio para planear mejoras en los centros
Sólo 7% usa redes para política: expertos
Existen siete millones de entre 15 y 29 años que no laboran ni estudian
La automatización de la industria hace necesario que se modifiquen los modelos educativos
El sistema BRT ayudará a que el transporte contamine menos
A partir del 19 de junio en San Idelfonso
La torre de departamentos que la empresa Be Grand pretende construir a un costado de Ciudad Universitaria (CU), podría concretarse siempre y cuando se respete la altura permitida en la zona y se llegue a un acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se amparó contra ese proyecto, señaló el jefe de Gobierno capitalino, José Ramón Amieva Gálvez.
EDITORIAL
¿Por qué a los candidatos les encanta prometer que regalarán dinero? Bajo el disfraz de programas asistenciales, los abanderados de los partidos políticos dan por hecho que el votante sólo espera vivir sin trabajar, cobrar sin tener obligaciones. Y tienen razón: millones de mexicanos esperan estar en las mismas condiciones que esos políticos que, en apariencia, no hacen sino cobrar desde una curul, sin presentarse siquiera a las sesiones, incluso si es el presidente del partido. La impunidad económica es envidiable. Las demenciales fortunas de los sindicalistas oficiales son incomprensibles para muchos: ¿cuántas generaciones serán necesarias para acabarlas? En la guerra verbal electoral, algunos empresarios han argumentado que ellos han puesto el dinero para que viva el país, que se les respete. A la par con una tradición asistencial estatal, los ínfimos sueldos que hacen impensable una movilización de estrato social, llevan a ese electorado a escuchar como si fuera lo normal que le darán dinero por ser mujer, joven, viejo, etc: el colonialismo histórico se ha vuelto genético y el conquistado (por los españoles, antes; por los factores de poder, incluido el estado, ahora) espera ser mantenido a cambio de la entrega que siente como irrevocable. Se busca, mediante la supuesta repartición de la riqueza concentrada, que el país siga en el camino de las leyes vigentes que darán estabilidad social equitativa en el papel, pero no en la vida real. El gatopardismo implícito en esas promesas benefactoras
es muestra de que el sistema paternalista subsistirá, para beneplácito de quienes viven con la mano extendida para recibir sin dar y los que en realidad se benefician: transferir la responsabilidad del propio bienestar tiene su costo ético.