En México, más de 70 por ciento de los trabajadores ha padecido algún tipo de violencia sicológica, lo que reduce la productividad laboral debido al ausentismo y rotación del personal.

El mobbing es un proceso social multifacético y multifactorial, procedente de diversas causas, y compuesto por los acosadores y las víctimas. La violencia puede ser de índole física, sexual, sicológica o económica. Se puede dar de manera horizontal (entre dos compañeros con el mismo nivel jerárquico), ascendente (de un subordinado hacia un superior) o descendente (de un superior hacia un subordinado).

De acuerdo con la académica Erika Villavicencio Ayub, del área de Sicología Organizacional de la Facultad de Sicología de la UNAM, el mobbing ocasiona que una persona acosada se sienta incómoda, sufra de burlas, maltrato, se le ridiculice, amedrente, e incluso, sea objeto de violencia física y verbal.

El agresor suele ser una persona con pocas habilidades de liderazgo, que no se esfuerza por tener capacidades para enfrentar retos, y se trata de alguien que tiene un mal manejo de conflictos y que carece de una comunicación afectiva y asertiva.

Contrario a lo que comúnmente se piensa, el mobbing no sólo se presenta en aquellas personas aparentemente frágiles sicológica, física y emocionalmente, pues la víctima representa una amenaza intelectual para el acosador.

Las personas afectadas pueden acudir, en primera instancia, al departamento de recursos humanos de la organización donde labora. Si ésta no cuenta con el protocolo adecuado puede acudir a la Junta de Conciliación y Arbitraje de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social o a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, o la Comisión Nacional de Prevención Contra la Discriminación.

De manera personal, quien ha sufrido mobbing puede acudir a un sicólogo experto en el tema y en el manejo de dichos conflictos. Asimismo, la Facultad de Sicología ofrece orientación y ayuda personalizada a quienes acuden con problemas de este tipo.