El DJ y artista plástico Luis Artemio Figueroa exhibe en el museo Carrillo Gil
fiestas mágicas
Sábado 9 de diciembre de 2017, p. 6
La próxima vez que el Papa visite México se le va a pedir que santifique a Dámaso Pérez Prado, expresa el artista plástico, DJ y admirador del músico cubano, Luis Artemio Figueroa Zamano (CDMX, 1968).
¿Las razones? Consideramos a Pérez Prado una guía espiritual. Me he dado cuenta de que él y su música son milagrosas. A partir de allí creamos una mitología en la que él es como nuestro dios y nosotros los sacerdotes de una iglesia. En las noches de fiesta hacemos un ritual que es como una misa mágica, la cual se desprende de esa energía que realmente es una fuerza que a todos nos relaciona y jamás dejará de existir
, explica el entrevistado.
Egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), ahora facultad, de la Universidad Nacional Autónoma de México, Figueroa actualmente exhibe en el Museo de Arte Carrillo Gil. En su Gabinete de Gráfica y Papel ha instalado una muestra de escaparates y marquesinas, con el título Mercancías prohibidas de los dioses desechables o la iglesia de los santos reciclados.
Una iglesia más
Queremos hacer santo a Pérez Prado porque sabemos que hay una iglesia de Elvis Presley y otra de Frida Kahlo, a manera de pequeño templo personal. Son como santos populares como, de repente, Malverde, o la Santa Muerte. Cada quien escoge lo que le hace feliz
, explica quien también hace ambientaciones y es director de arte para el cine.
Figueroa escuchó a Pérez Prado en el tocadiscos de su padre. Al ingresar a la ENAP entró en contacto con todo lo que es la música tropical, toda la identidad latinoamericana
. Con otras personas que tenían los mismos intereses hizo el grupo de instalacionistas multimedia Galerías Mentales, proyecto que consistía en adaptarse a las circunstancias del lugar.
En 1996 nació Sonido Apokalitzin –actualmente lo integra con Vicente Razo– que tuvo como primer sitio de acción el olvidado cabaret Perla, en la calle de República de Cuba. Los viernes poníamos música tropical y cumbias, y los sábados a go gó, rocanrol, surf y jerk, cosas que estaban allí perdidas
, dice Figueroa, también conocido como DJ Luxxx y El justiciero del ritmo.
Al descubrir la identidad latinoamericana por medio de la música tropical y afrocaribeña, también se percató de toda la producción que había hecho Pérez Prado que no era lo comercial, lo común y corriente.
He coleccionado viniles toda la vida, entonces empecé a comprar los de Pérez Prado. Lejos de los mambos que lo hicieron famoso, el número 5 y el número 8, hay unos bien locos en los que de repente combina el rock. Lo llegué a considerar un genio tan grande como James Brown o cualquier gigante de la música que tiene un sonido muy intenso.
El entrevistado acota que como artista trata de hacer un discurso mediante el reciclaje de objetos, lenguajes y símbolos, que también tiene que ver con el barro(co) kitsch. He trabajado con los viniles como materia prima. Hay muchos más artistas. Se trata de comunicarse con las personas por medio de cosas que tienen valor como fuerza de la música tropical latinoamericana
.
Figueroa pretende rendirle un homenaje a Pérez Prado, con su música, el día 15 de este mes en el Museo de Arte Carrillo Gil.