Por denunciar la utilización y colocación irregular de válvulas en los cerebros de 474 pacientes del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (Innnmvs), a quienes no se les informó que serían parte de una investigación experimental, con la supuesta intención de controlar la hidrocefalia que padecían, el neurocirujano Rodolfo Ondarza Rovira fue despedido en 2006 de dicho instituto.

En 2010, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje le concedió el laudo con la orden para su reinstalación. El pasado 9 de noviembre, el médico fue nuevamente destituido.

Su acusación en contra del ex director Julio Sotelo Morales, quien creó y patentó lo que denominó sistema de derivación ventrículo peritoneal de flujo continuo, también costó a Ondarza y otros cinco de sus colegas del instituto, una demanda por daño moral, que concluyó con una resolución en favor de los médicos.

En la denuncia sobre la válvula que durante varios años se utilizó en el instituto, se afirma y documenta el daño neurológico que sufrieron los pacientes. Ondarza llevó el caso a las autoridades de salud en el país, pero ante la falta de respuesta lo presentó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde aún se encuentra.

En 2010, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje emitió el laudo que determinó la reinstalación del neurocirujano, lo que se concretó dos años después. Para entonces, Ondarza ya era diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ahora Ciudad de México), por lo que intentó regresar a su pla-za en 2015.

Entonces la ex directora Teresa Corona le pidió que se tomara una licencia o comisión, que no regresara a trabajar porque no lo querían ahí, pero le pagarían su salario, así que el médico acudía sólo a firmar las listas de asistencia. En febrero se dio el cambio de director por Miguel Ángel Celis, quien le impidió firmar sus asistencias.