En ese museo las calaveras se convierten en actores, directores, maquillistas, sonidistas
Viernes 3 de noviembre de 2017, p. 3
Con motivo de las honras a los difuntos, el Museo Dolores Olmedo Patiño, ubicado en el sur de la Ciudad de México, aloja una espectacular ofrenda cuyo tema es estar detrás de las cámaras en referencia a filmes de la época de oro del cine mexicano.
La finalidad de Una ofrenda de película es adentrar al espectador en el fascinante mundo del séptimo arte, donde las calacas se transforman en actores, directores de escena, camarógrafos, sonidistas, maquillistas y editores; y algunas se convierten en dobles de escenas de riesgo.
El altar de muertos, flanqueado por escenas de cine fantástico, como El Santo contra las momias de Guanajuato (1970) y La nave de los monstruos (1960), está dedicado a Diego Rivera y Frida Kahlo. Sus rostros están enmarcados por la flor de cempasúchil, que junto a las calacas de cartonería evoca el misticismo de nuestro pasado precolombino y virreinal.
Integrada por unas 40 piezas de cartonería, la ofrenda no sólo recupera la tradición de los altares, también rinde homenaje al trabajo de los artesanos que crearon las figuras de cartón.
Las personas que visitan Una ofrenda de película, al entrar, se encuentran con un señor que vende palomitas. Luego, en un pasillo, se observan los carteles de las cintas cuyas escenas son recreadas para explicar las funciones del equipo de producción.
El vampiro (1957), que muestra el set de filmación donde aparece el protagonista junto a otros personajes, sirve para explicar al espectador que la dirección de arte determina el contenido visual de una película; además, en esta etapa de producción se ambientan los sets y locaciones para rodar las escenas.
La siguiente escena, de la película Macario (1960), es usada para hablar del vestuario y el maquillaje como elementos importantes en la caracterización de los personajes.
Muy cerca del set de Macario se observa un letrero iluminado que dice Salón México; aquí, entre flores de cempasúchil y calabazas, está la recreación de una escena de la película que dirigió Emilio Indio Fernández y fotografía de Gabriel Figueroa.
La película Salón México, en la ofrenda, explica que el realizador coordina a los actores, guía el movimiento de las cámaras, decide la duración de tomas. También se describe el trabajo del director de fotografía, quien crea de manera artística las imágenes.
Para explicar el quehacer del sonidista, quien se encarga de capturar los diálogos y sonidos directos durante el rodaje, Una ofrenda de película presenta una escena de Los tres García (1946). El público, además de ver a los protagonistas, entre ellos doña Sara García vestida de negro en un balcón, encuentran dos figuras de cartón que se encargan de colocar los micrófonos y grabar los sonidos.
Tributo a los que hacen cine
En el trabajo detrás de cámaras, que se presenta en la ofrenda, se incluye la coordinación de escenas de riesgo y, para mostrar esos momentos de acción y peligro, se recrea la cinta El Santo contra las momias de Guanajuato. En este set, se puede oprimir un botón para ver volar a Blue Demon y una de las momias.
La nave de los monstruos es utilizada para explicar cómo funcionan los efectos visuales que recrean ambientes, mientras El rey del barrio (1949), cinta protagonizada por Tin Tan, permite conocer el trabajo de edición.
En la ofrenda hay un set de Ahí está el detalle, donde se explica el trabajo del área de música y efectos sonoros. Finalmente, se llega al trabajo de proyección con el que culmina el proceso cinematográfico, y para mostrar cómo es la exhibición de una película se eligió A toda máquina, de 1951, estelarizada por Pedro Infante.
El público, además de ver las calacas convertidas en Pedro Infante y Luis Aguilar en sus motocicletas, observa una escena real de la cinta que se proyecta en una pantalla pequeña.
Una ofrenda de película es un reconocimiento al equipo creativo del rodaje de una cinta desde el director hasta el sonidista y decorador.
Entre las actividades del Día de Muertos, en el museo se efectuó el concurso La Calavera Catrina, se montaron las obras La maldición de La Llorona, La muerte... música de aquí y de allá y se presentó el Ballet Folclórico Tlatoani.
Una ofrenda de película concluirá el 31 de diciembre en el Museo Dolores Olmedo (avenida México 5843, La Noria, Xochimilco).