Viernes 29 de septiembre de 2017, p. 8
Miedo, angustia, dificultad para dormir y otros síntomas que surgieron en las personas a consecuencia de los sismos ocurridos este mes, corresponden a una reacción normal, pero deben disminuir y desaparecer en el transcurso de un mes, aproximadamente. Eso ocurrirá en la mayoría de los casos y sólo un porcentaje muy pequeño, por diversas causas, podría desarrollar un trastorno mental, afirmó María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM).
Explicó que los individuos con mayor riesgo de presentar un padecimiento, principalmente depresión y ansiedad, son aquellos que estuvieron más cerca de los daños ocasionados por el movimiento telúrico, los que tenían experiencias previas parecidas y los que vivieron situaciones como la pérdida de un familiar y/o su vivienda.
También las personas que tenían alguna alteración mental previa sin diagnóstico, son susceptibles a que su condición se exacerbe. El reto para las instituciones de salud es contar con mecanismos para identificar el riesgo en forma temprana y brindar a los afectados el tratamiento que requieran.
Medina Mora participó en la inauguración del foro Día de la Genómica. Enfermedades psiquiátricas, organizado por el INPRFM y el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen). Comentó que con la finalidad de ampliar la oferta de apoyo sicológico o siquiátrico, el instituto que dirige abrió el servicio de urgencias, donde a diario llegan 30 personas adicionales a la demanda usual.
Explicó que se integraron equipos de especialistas que están en comunidades y albergues, atendiendo a los damnificados y a quien lo solicite. A diario brindan unas 30 consultas, las que se suman a la oferta de los servicios de salud del Gobierno de la Ciudad de México. En conjunto, se han otorgado casi 15 mil atenciones sólo en la capital del país.
La especialista insistió en que hay gran resiliencia en la población, es decir, la capacidad para superar el malestar emocional y retomar su vida cotidiana en la mayoría de los casos. En estos momentos aún puede haber nerviosismo, llanto, desesperanza e incertidumbre por el futuro.