Viernes 8 de septiembre de 2017, p. 35
San Salvador.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció ayer aquí a las ganadoras de su concurso de historias de mujeres rurales, en el que dos organizaciones mexicanas obtuvieron mención honrosa.
El concurso recibió 244 relatos de vida y experiencias de organizaciones de 18 países de América Latina y el Caribe, y su jurado otorgó 11 menciones honrosas, entre ellas a la Unión de Palmeadoras de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oaxaca, y al Colectivo de Mujeres y Maíz de Amatenango del Valle, Chiapas.
Las ganadoras absolutas fueron mujeres que enfrentaron los efectos de la industrialización del cacao en Bolivia y mujeres que sembraron palmas en los territorios recuperados durante el proceso de paz en Colombia, explicó el organismo en un comunicado.
El concurso de relatos y fotografías pretende dar a conocer las experiencias de vida de las mujeres rurales de América Latina y el Caribe, y es parte de la campaña regional de la FAO #MujeresRurales, mujeres con derechos, que resalta su papel fundamental para el desarrollo sostenible.
Mundos diversos
Las historias que participaron en el concurso nos transportaron a los diversos mundos de las mujeres rurales, desde ahí nos contaron sus ideas, sus desafíos y sus sueños
, explicó Claudia Brito, oficial de género de la FAO.
Los primeros lugares de las dos categorías del concurso serán premiados en la 27 Reunión Especializada de la Agricultura Familiar del Mercosur en diciembre próximo en Brasil.
El relato Las rutas del cacao en Bolivia, uno de los ganadores, fue obra de Remedios Pinto, quien contó cómo fue para ella y su comunidad enfrentarse a los efectos de la industrialización del cacao en el país.
Ante la fuerte competencia que enfrentaba en su oficio como cacaotera, Remedios decidió migrar a la ciudad de Cochabamba para buscar trabajo y estabilidad económica. Sin embargo, sufrió en carne propia la discriminación por ser afrodescendiente
.
Al no encontrar trabajo, Remedios decidió fundar su propia empresa de transformación de cacao, y emprendió la elaboración de chocolate artesanal. Con ello, se demostró a sí misma y a su comunidad que las mujeres rurales pueden tomar las riendas de sus vidas, señaló la FAO en el comunicado.