El concurso mercantil de ICA
l concurso mercantil de ICA, de Bernardo Quintana, fue ampliamente anunciado desde principios de año. Algunos analistas pensaban que la empresa se podía salvar sin llegar a la quiebra; sin embargo, la deuda, cercana a 3 mil 500 millones de dólares, volvió imposible el proceso sin recurrir al concurso mercantil.
El gran problema que no se ha dado a conocer es que la familia Quintana y demás socios de control comenzaron a descapitalizar la empresa e iniciaron la venta de sus acciones desde hace tiempo, con lo que minimizaron sus pérdidas. En contraparte, los inversionistas minoritarios no tenían la información necesaria para protegerse y no fue hasta que llegó Guadalupe Phillips a la dirección de la firma cuando conocieron la magnitud de la crisis.
Incluso, algunos accionistas minoritarios, fundamentalmente trabajadores y ex empleados, decidieron mantener sus acciones, pasara lo que pasara, por lo que ya perdieron más de 95 por ciento de su capital.
Quien vio una oportunidad para tomar el control de la empresa fue David Martínez, un habilidoso financiero regiomontano que vive en Nueva York y quien le apuesta a empresas y países que requieren financiamiento con urgencia. Martínez, por conducto de su firma, Fintech, ha tomado el control de diversas compañías en bolsa y ha obtenido rendimientos muy elevados de países latinoamericanos altamente endeudados.
En el caso de ICA, Martínez ha recomprado a precios de regalo parte de su deuda y hace meses otorgó un crédito respaldado por activos valiosos, como las acciones de OMA, que están bajo el control de ICA.
El viernes pasado ICA presentó su petición de concurso mercantil, pero David Martínez y su equipo ya tienen amarradas las negociaciones con más de 50 por ciento de los recursos que manejan los acreedores, por lo que en cuanto se restructure la deuda tomará formalmente el control de ICA. En tanto, las familias fundadoras de esa empresa, junto con los actuales accionistas minoritarios, se quedarán con una participación simbólica de la nueva firma.
Por desgracia para los trabajadores de ICA, para sus accionistas históricos y para el desarrollo de México, la familia Quintana no tuvo la capacidad ni la visión para llevar adelante los grandes proyectos de esa compañía, por lo que en unos meses comenzará una nueva historia de la constructora más conocida de México.