Sábado 22 de julio de 2017, p. a16
En los estantes de novedades discográficas esplende un tesoro hallado en el océano:
Vientos del mar el nuevo disco de Los Vega.
Belleza, poesía. Sinónimos. Apareados:
El viento sopla a favor
juntando tu alma y la mía
La música clásica de Veracruz esplende en este hermoso disco. Vuela, refulge, brilla, baila, canta, añora, se prende y se apaga como un cocuyo. Entona:
Los siete mares anduve
no varé en ninguno de ellos
sólo en uno me detuve
fue en el mar de tu cabello
Estamos aquí ante un disco excepcional por su calidad y armonización, escribe el doctor Antonio García de León a manera de notas al programa, en el disco.
El doctor García de León es una de las grandes eminencias entre la prosapia internacional de los de su especie. Es el ganador del premio Haring, conocido como el premio Nobel de los historiadores
.
También es jarocho, jaranero, bailador, versador. Un fauno sagrado del fandango. Y escribe como los mismísimos dioses. Maestro también del género reseña:
“El son arranca con la declaratoria del requinto, se le une el ataque de las jaranas que va delimitando el compás, o las consonancias en contrapunto y percusión cuando varias jaranas se suman a esa entrada. El conjunto de éstas llena todos los espacios y en ese momento, bailadores y guitarra de son se alimentan mutuamente en compás, ritmo, cadencia y velocidad: se dejan oír –en el estruendo de estas maderas desbocadas por la fiesta– , las armonías de los movimientos del mar: el contacto del oleaje sobre las playas, que marca el tumbao interno de los compases y medidas; el océano sonoro; la combinación de mar y monte; los vientos del mar que estos instrumentos llevan dentro.”
Magistral.
El doctor García de León regala al escucha y al lector joyas en palabras como éstas: apreciándose el ronco rezongar de la leona
. Siendo la leona la guitarra leona, o panzona, una jarana tamaño llorarás de placer al escucharla.
Más adelante, el jaranero e historiador nos regala una crónica del fandango, que denomina el lugar de los hechos
.
Canta, trova así el jarocho y homérico doctor García de León:
En el lugar de los hechos, el ambiente se preñaba de creencias y leyendas, de profundidades fantásticas enganchadas a las patas de un diablo mulato que pastoreaba las partidas de ganado nocturnas y que a menudo se acercaba a los fandangos a trovar y bailar. Era el momento de los embrujos y sortilegios; de evocar los filtros de albahaca y ruda que consagraba el pájaro carpintero para trasponer los atajaderos amorosos; de introducir el sapo disecado en el morral del pulsador de requinto para que su instrumento no sonara; para protegerse, el cascabel de una víbora se animaba al interior de una jarana.
Este hermosísimo disco, Vientos del mar, está preñado de:
y poesía:
tan serena está la mar
que vuelan los ruiseñores
La calidad musical de Los Vega es un buque de alto calado cuya magia le permite al mismo tiempo la agilidad del vuelo de colibrí en la jarana asombrosamente ejecutada por Claudio Naranjo Vega; posee también la gracia de un cayuco en pleno río, con la jarana de Fredi Naranjos, quien también le tunde a la quijada de burro, se sube a la tarima, y canta; este álbum es también una embarcación encantada, la belleza de alma en medio de la laguna en la jarana y voz de Raquel Palacios Vega, quien así canta:
las flores y los cariños
hay que saberlos cuidar
la flor sin agua se seca
y el amor sin besos se va
este bello disco es también una jabalina, una leona que rezonga, como anotó el doctor García de León, en las manos de Enrique Palacios Vega; y se convierte en nave aérea cuando Saúl Bernal Zamudio pone en acción
(para parafrasear el fauno doctor García de León) la jarana primera, tunde los cocos, se sube a la tarima y también canta en coro:
toda la azucena tiene
rayos de sol por adorno
esa es tu carita blanca
entre tu cabello de oro
y se suelta entonces el frenesí del aleteo del requinto, el coro de jaranas asemeja valquirias esbeltas en medio del bosque y el beso de un hada despierta el anhelo:
viento que llevas el canto
de la montaña y el río
dile que la extraño tanto
llévale un suspiro mío
y suspira entonces la jarana, y la estancia donde estamos escuchando este hermoso disco, Vientos del mar, de Los Vega, se llena de
y entre el vaivén del oleaje de esta música tan bella que brilla como brillan los oleajes de cobalto en un scherzo de Anton Bruckner,
esperando a que regreses
mi voz de adentro te
nombra