Un gabinete de curiosidades del siglo XVIII, a modo de bazar, con su abundancia de objetos, así se concibió la museografía de Amados objetos: colecciones MAM y R. Rivero Lake, exposición inusitada para el Museo de Arte Moderno (MAM), que entabla diálogos inesperados entre las artes plásticas y las aplicadas.

Fue idea de Sylvia Navarrete, directora del MAM, invitar al conocido anticuario, historiador y experto en arte de la Colonia a curar la exhibición con ella y así aportar su visión de esteta combinada con la de los historiadores.

El museo ha aportado 40 obras, en su mayoría óleos y esculturas en madera y piedra, plata y marfil, y Rodrigo Rivero ha facilitado 140 objetos, algunos de carácter monumental que se han colocado, incluso, en el exterior del recinto. Por ejemplo, el portón de una casa palaciega de los siglos XVII-XVIII, hecho en piedra tallada con puerta en madera de teca y varias columnas –sin fecha– en piedra tallada, traída del sur de India.

La colección del MAM se centra en el arte mexicano y la Escuela Mexicana, mientras la de Rivero Lake abarca todo, desde India, Perú, México, Flandes, Francia e Italia. Hemos tratado de hacer diálogos puntuales entre obras modernas y cuadros, objetos, estatuillas, muebles, piezas decorativas y de uso funcional de siglos pasados, explicó Navarrete en rueda de prensa. Nos interesa que apele tanto a los sentidos como a la memoria; no es una muestra de expertos. Queremos que el visitante palpe una especie de vida secreta de los objetos, añadió.

El MAM tiene en su acervo alrededor de 800 esculturas y una colección de cámaras que en los años 70 del siglo pasado donó Manuel Álvarez Bravo. Para Navarrete formar una colección de diseño moderno mexicano es una tarea pendiente para el museo. Sin embargo, no es una decisión que se tome a la ligera. Hay que tener las condiciones para preservar este tipo de colecciones y los medios para adquirirlas. En 2018, queremos hacer una especie de historia del diseño mexicano moderno, que esperamos se mantenga como un ciclo en los años siguientes.

Amados objetos se divide en tres secciones: vida cotidiana, religión y paisaje. A lo largo del recorrido obras modernas son confrontadas con piezas producidas siglos atrás, para así provocar una reacción de sorpresa o inquietud en el visitante.

Al principio se encuentra el autorretrato que Roberto Montenegro (1887-1968) pintó apoyado en una esfera que refleja su imagen. Rivero Lake adquirió la esfera que Chucho Reyes dio a Montenegro para el cuadro.

El anticuario dijo que la belleza no tiene tiempo ni limitantes, ni estilos. Negó ser coleccionista porque quiera, pasa que compro más de lo que vendo. Si un coleccionista siempre es un aventurero, como dijo Navarrete, Rivero Lake lo comprueba, pues ha viajado a Asia en busca del camino mexicano.

Se dice convencido de que tenemos mal interpretada nuestra historia, porque Hernán Cortés después de derrotar a Tenochtitlán para 1528 ya manda barcos desde Zihuatanejo para conquistar las islas Filipinas, Marianas y Carolinas, que formaron parte del virreinato mexicano gobernados desde acá durante 250 años. Entonces, ¿por qué tenemos olvidada esta historia. Salimos a ultramar a conquistar un gran imperio que era México. Nos hemos olvidado de la grandeza de este país para hacerla una historia política.

La exposición comprende una serie de actividades paralelas como pláticas en sala (19 de julio), la mesa de diálogo El arte de coleccionar (23 de septiembre), un curso en valuación de arte del siglo XX (6, 12 y 20 de septiembre) y una charla con el público (7 de octubre).

El Museo de Arte Moderno se ubica en Paseo de la Reforma y Gandhi, primera sección del Bosque de Chapultepec.