La Asamblea Legislativa (ALDF) aprobó reformas a la Ley de Residuos Sólidos y al Código Penal local que permitirán a los trabajadores del servicio de limpia la recolección de muebles voluminosos y cascajo generado en obras domiciliarias en un volumen no mayor a tres metros cúbicos.

La norma establece penas de hasta cuatro años de cárcel a los particulares que realicen recolección de residuos sólidos sin permiso de la autoridad competente, así como quien haga uso de su propiedad en suelo de conservación para acumular residuos de construcción con fines de lucro, esto último a partir de una reserva que propuso la diputada de Morena, María Eugenia Lozano Torres, ante casos como el del paraje Tempiluli, en Tláhuac, en el que los ejidatarios permitían depositar cascajo.

Al presentar al pleno el dictamen correspondiente, el presidente de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente, Protección Ecológica y Cambio Climático, el pevemista Xavier López Adame, explicó que la reforma se ajusta a las disposiciones de la norma 024 en materia de separación, clasificación, recolección selectiva y almacenamiento de residuos, que entrará en vigor la semana que viene.

Explicó que la ley les prohibía recoger esos desechos, pero las delegaciones expiden permisos especiales para poder hacerse cargo de dichos residuos, con el riesgo de ser sancionados por policías de tránsito o la Secretaría de Medio Ambiente.

En tanto, una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México, elaborada por un grupo multidisciplinario que dirige el académico de la Fcultad de Ingeniería Constatino Gutiérrez, refiere que en la Ciudad de México se producen diariamente 7 mil toneladas de cascajo, de las cuales sólo 40 por ciento se gestionan de manera adecuada.

En el estudio, cuyo avance es de un 75 por ciento, se han analizado en colaboración con consultores externos 11 alternativas, de las cuales tres de ellas presentan las mejores condiciones para depositar estos desechos.

La máxima casa de estudios refiere que la estimación de siete mil toneladas diarias de ese tipo de residuos, representa más de la mitad del peso de los desechos sólidos de esta urbe, calculados en 12 mil 600 toneladas diarias.

Y aunque existe una norma ambiental que establece la clasificación y especificaciones para su manejo, el cascajo y este tipo de material se tiran de manera clandestina en lugares prohibidos, como carreteras, barrancas, suelo de conservación y áreas naturales protegidas, incluida la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel en Ciudad Universitaria, o son llevados a otras entidades de la megalópolis, generando problemas ambientales y de seguridad para los ciudadanos.