García Márquez dejó una pequeña ventana para hurgar en los secretos de esa obra
Las autografió dos veces y las obsequió al cineasta Luis Alcoriza y su esposa Janet Riesenfeld
Permanecen resguardadas en Madrid, a la espera de que alguien las compre en un millón de euros
Martes 30 de mayo de 2017, p. 5
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo
Si hubiera sido por Gabriel García Márquez, ni rastro habría quedado del proceso de poner y quitar palabras de Cien años de soledad.
Pero, amiguero como era, el premio Nobel de Literatura 1982 dejó al menos una pequeña ventana para echar un vistazo a sus secretos: unas pruebas de imprenta corregidas a mano y autografiadas dos veces que regaló en 1967 en México al cineasta Luis Alcoriza y su esposa, Janet Riesenfeld.
A 50 años de la publicación de su novela cumbre, que se terminó de imprimir el 30 de mayo de 1967, están guardadas en Madrid como un tesoro, bajo cuatro llaves, a la espera de que alguien quiera comprarlas por un millón de euros. Nadie lo hizo en 2001 y 2002 cuando se intentó subastarlas.
Las páginas mecanografiadas por él, las destruyó junto con su mujer Mercedes. Entonces, lo que queda como enlace son estas galeradas corregidas
, dijo su propietario, el productor mexicano Héctor Joaquín Delgado, heredero universal de los Alcoriza.
Una vez publicada la novela, García Márquez y su esposa Mercedes se encargaron de destruir el borrador salido de su máquina de escribir, para que nadie pudiera descubrir su carpintería secreta
, como él decía, ya que estaba acribillado
con cambios a mano en tinta de distintos colores.
No se conoce que haya sobrevivido otro texto corregido a mano por el escritor colombiano, aunque sí algunas de las copias que García Márquez hizo transcribir a la mecanógrafa Esperanza Araiza a partir de su borrador cuando mandó la novela por primera vez a la editorial.
Por eso las pruebas de imprenta de Delgado son, quizás, el único testimonio de sus correcciones manuales, a menos que existan otras galeradas revisadas, desconocidas hasta ahora, en poder de alguien que las guarde en secreto.
Las pruebas heredadas por Delgado constan de 181 páginas y una cubierta. Fueron enviadas por la editorial Sudamericana a García Márquez desde Buenos Aires a su casa en Ciudad de México para revisión.
De puño y letra el escritor cambió palabras, separó capítulos, quitó y completó frases en los márgenes. Agregó, por ejemplo: Úrsula le había asignado una suma semanal para sus gastos personales
.
También asentó que quería agregar algo en un sitio y en la novela publicada después aparecen ahí 11 líneas más, con premoniciones de Úrsula, de acuerdo con un dossier elaborado para las subastas frustradas de Barcelona y Londres.
Además, sustituyó la palabra exasperándolas
por achicharrándolas
, convirtió la prodigalidad
de Aureliano Segundo en desperdicio
y agregó un dato sobre una imagen de yeso en tamaño real de San José que se rompe en el suelo: Estaba atiborrada de monedas de oro
.
Hombre, un trabajo de una minuciosidad tremenda
, resume Delgado, de 75 años, en entrevista en la capital mexicana.