Lunes 6 de marzo de 2017, p. 36
San Petersburgo.
Vladimir Putin elogió, con sarcasmo, a las prostitutas rusas como las mejores del mundo
, pero emitió decir que están obligadas a trabajar en la clandestinidad y la indiferencia, en un país que casi siempre ignora sus denuncias.
Las prostitutas rusas son parias absolutas, no tienen ninguna posibilidad real de defenderse
, resume con amargura Irina Maslova, fundadora de la única asociación del país que ayuda a estas mujeres, La Rosa Plateada.
La prostitución es ilegal en Rusia, donde puede sancionarse con una multa cercana a 23 euros.
Según los defensores de los derechos de las prostitutas, la policía se apoya a veces en esta prohibición para no investigar los abusos contra ellas. Ésta se niegan a registrar las denuncias de las chicas sobre las agresiones a las que las someten los clientes, y con frecuencia les abren un expediente por prostitución, en lugar de defenderlas
, explica Maslova.
Las agresiones, las extorsiones y amenazas de revelar su actividad a sus familias son moneda corriente, lamenta.
Soñar con un sindicato
Irina fue prostituta durante seis años en San Petersburgo, hasta que en 2003 comenzó a militar por los derechos de las trabajadoras sexuales. Intenta, por ahora en vano, crear un sindicato de trabajadores sexuales
en Rusia: está convencida de que es la única forma de acabar con los abusos, pero nos contestan oficialmente que este oficio no existe
.
En San Petersburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia, entre 4 mil y 6 mil mujeres viven de la prostitución, según varias estadísticas. Sólo 10 por ciento ejerce en la calle; la mayoría lo hace en salas clandestinas, como departamentos compartidos, con una secretaria que contesta al teléfono y un guardia a la entrada.
En la época de la Unión Soviética, la prostitución no existía oficialmente. Empezó a verse en las calles de Moscú en la década de los 90, y desde el nuevo milenio se lleva a cabo en locales ilegales, a menudo bajo la protección
de policías corruptos.
Promueven su actividad con pequeños anuncios en muros de edificios, paradas de autobuses y en otros lugares. Prometen pasar un buen rato
.
En teoría, los proxenetas se exponen a hasta tres años de cárcel, pero pocas veces se concreta la sanción ante la dificultad de trazar el dinero de los servicios de las prostitutas.