¡Habemus constitución!
A redoblar compromisos
Se vencieron inercias
l domingo pasado, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, entregó a la ciudadanía la primera constitución de la Ciudad de México, y con ello cumplió el anhelo de todos los gobernantes de izquierda que pugnaron por una reforma política para esta capital, y que por diversas razones no lograron el objetivo.
El acto protocolario, no se puede negar, fue emotivo. La constitución estaba impresa y deberá ser repartida en cada uno de los hogares de la metrópoli, y no solamente entre la gente que habita la ciudad. El documento deberá estar disponible para que lo conozcan los miles de trabajadores, por ejemplo, que día con día vienen a realizar las diferentes tareas que les ofrece la iniciativa privada y el gobierno mismo.
Ese día Mancera estaba contento, pero en estos días, después del análisis que deberá hacer con su gente cercana, deberá llegar a la conclusión de que hoy, más que festejo, se tiene que redoblar el compromiso con la gente; no hay cómo zafarse. Si bien a él no le tocará poner en marcha muchos de los ordenamientos que contiene la constitución, tampoco algunas de las nuevas formas de convivencia que se establecieron pueden ponerse en práctica desde ya, porque, aunque deban pasar el tamiz de lo que será la primera cámara de diputados local, con voluntad y la ayuda de la gente es posible iniciar el ensayo.
Y es que no fue nada fácil la construcción del texto final. En diciembre pasado, cuando después de haber sido analizados por las diferentes comisiones, los artículos llegaron al pleno de la Asamblea, mil 342 voces se escucharon desde la tribuna con las diferentes posturas de los partidos políticos. De ellas, 552 pertenecían a Morena, 244 al PRD, 136 a diputados del PAN y 115 fueron del PRI.
Aunque es cierto que la redacción de la constitución no fue lo popular que se quisiera, hubo un interés que se manifestó en mil 522 iniciativas ciudadanas y de diputados, y al final del proceso se discutieron, a navaja libre, 870 artículos en los que se proyectó el interés político de cada uno de los partidos.
El jefe de Gobierno, como decíamos, cumplió. El pecado original con que nació la asamblea, es decir, los diputados que no recibieron el voto de la gente para formar parte del cuerpo de legisladores que discutiría la constitución, no podrá borrarse de ninguna manera, aunque se haya vencido la inercia de poder con el que llegaron. Eso lo condenará la historia, pero a fin de cuentas ¡habemus constitución!
De pasadita
Hoy por hoy, en todos los partidos locales hay una terrible indefinición por concretar el nombre de quien será su candidato o candidata a la jefatura de Gobierno. No, aún no hay decisiones, pero muchos de los nombres que se mencionaban como seguros han ido desapareciendo.
Parece que las condiciones que daban como ciertos algunos trazos que definirían, cuando menos, el perfil de la candidatura, hoy no son seguros. Hoy más que nunca cuentan los jóvenes, las redes sociales y el voto de la mujer, pero sobre todo deberá pesar, y mucho, el proyecto político que se ofrezca a los ciudadanos. El momento es clave y delicado. Es muy probable que esta capital tenga que jugar un papel decisivo en el proyecto que nazca para revitalizar la economía y hacer frente a la amenaza Trump. Eso, quien quiera ser deberá tenerlo en cuenta.