Ángel Solano exhibe una serie alusiva a su natal Tultepec, sobre la muerte y lo festivo
ventanas al sufrimiento humano
Martes 7 de febrero de 2017, p. 6
Narraciones y recuerdos de la cotidianidad en Tultepec, estado de México, población dedicada a la pirotecnia, donde el pasado 20 de diciembre ocurrió una tragedia, se plasman en la obra de Ángel Solano (Tultepec, 1982), quien creció en esa localidad.
El pintor muestra en Francia una serie pictórica que se basa además en la tradición popular de pintura de ex votos, en la cual plantea una reflexión en torno a la muerte y lo festivo.
Su premisa, que también propone una analogía entre lo mítico y lo místico arraigado en la fe y la existencia humana vinculada con el dolor, parte del acercamiento a la idea que Octavio Paz expone en el pasaje Todos Santos, Día de Muertos
, en su ensayo El laberinto de la soledad: Entre nosotros la fiesta es una explosión, un estallido. Muerte y vida, júbilo y lamento, canto y aullido se alían en nuestros festejos, no para recrearse o reconocerse, sino para entredevorarse
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La exposición Todos santos se inauguró el sábado 4, dentro del coloquio Hispanidades y más allá: la muerte como una fiesta y otras expresiones carnavalescas, que organiza la Universidad de Niza Sophia Antipolis.
Reúne 25 piezas que relatan las historias de igual número de familias de Tultepec, involucradas en la elaboración de fuegos artificiales, así como de personas que perdieron a seres queridos o sufrieron accidentes relacionados con esta actividad.
Son imágenes poéticas y de fortaleza visual que se ubican dentro de los parámetros de otra manifestación popular, los ex votos, ya que éstos son receptores de narraciones con cargas estéticas profundas
, considera Solano.
Dice que sus recuerdos de infancia están plagados de historias relacionadas con escenas de accidentes, incendios de casas, muertes de amigos y familiares por quemaduras causadas por la elaboración y consumo de material pirotécnico
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Muerte y pensamiento mágico
“Una imagen –prosigue Ángel Solano– que tengo profundamente grabada es la de una tía muerta por la explosión de un barril. Cuenta mi madre que sus pedazos fueron recolectados en techos y patios vecinos con la intención de realizar su funeral. En contraste, también están las imágenes recurrentes relacionadas con festividades pagano-religiosas, donde los fuegos de artificio, los arcos florales, los tapetes de aserrín, las ferias y las imágenes de santos son protagonistas.
Mi interés al mostrar esta investigación plástica es resaltar la importancia que conlleva el estudio de las relaciones contemporáneas entre la muerte y el pensamiento mágico que es aún parte importante en la vida cotidiana del mexicano.
Solano es egresado de la carrera de artes plásticas y visuales de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, donde presentó la tesis Arte y enfermedad: una transfiguración del dolor. También cursó un diplomado en Tanatología en la Asociación Mexicana de Tanatología, donde realizó la tesina Arte y enfermedad: una visión tanatológica al proceso artístico.
Los 25 cuadros expuestos en Francia son ventanas al sufrimiento del ser humano
, aunque también se inscriben en la estética propia de la fiesta de muertos, como se celebra en México y otros países hispanoamericanos, manifestación de una cosmovisión que entrelaza símbolos de muerte y expresiones festivas
, explica en el catálogo de la muestra la investigadora Fanny Martínez, docente de la Universidad de Niza Sophia Antipolis.
Añade que con la serie Todos Santos se asiste no sólo al estallido del drama en su componente místico e irrisorio a la par, sino también a la explosión de los códigos del arte votivo, ocasión, para Ángel Solano, de interrogar las demostraciones de fe y de devoción a Cristo, la Virgen y los santos en el contexto de la sociedad mexicana contemporánea, con sus paradojas y contradicciones
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El experto Raúl Cano Monroy añade que Solano ha abierto una herida colectiva que no ha cicatrizado del todo para los habitantes de Tultepec, al rescatar documentos del archivo histórico que datan del siglo XIX, artículos de los periódicos de nota roja, escuchando testimonios de gente que ha perdido familiares o sus propias imágenes recordadas del antes y después del sitio donde hubo alguna explosión, recordando incluso la muerte de su bisabuela al trabajar en dicha actividad
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