ste nuevo año se nos presenta con perspectivas que parecen preocupar a casi todos. Desde luego, cada principio de año cualquiera que recordemos siempre está repleto de incógnitas. Es como si volteamos a la última página del capítulo de un libro que estamos leyendo y el capítulo que sigue parece anticiparnos algo nuevo y lleno de sorpresas. En esta ocasión, el año nuevo si traerá cambios, como ya lo han anticipado varios expertos en políticas públicas, primero porque en nuestro vecino del norte se subirá al trono un personaje realmente detestable, que no ha dado muestras de que nosotros los mexicanos le agrademos siquiera un poco. Por otro lado, de acá de este lado tenemos un encargado del país que no tiene la mínima inteligencia para enfrentar con valor y dignidad a ese execrable personaje. Pero, como todo en la vida, nada es a 100 por ciento; de entre todo lo malo, hay cosas buenas y viceversa. Veamos bien: el señor ese que presidirá en Estados Unidos a partir del 20 de enero conjuntará una serie de estrategias que seguramente afectarán a nuestro país temporalmente. Estos molestos efectos se deben principalmente a la histórica necedad de depender hasta la asfixia de Estados Unidos. Nuestro comercio y/o relaciones estructurales están principalmente articuladas con los gringos, asunto que adolece económica y políticamente de una enorme miopía. Pero bueno, eso lleva años haciéndose y no se puede revertir, pero sí se puede corregir. Y qué mejor oportunidad para nuestro país. No nos quieren allá, pues volteemos la mirada hacia otras partes del mundo y hay muchas. Pero además podríamos enfocarnos, ahora sí en serio, a nuestra economía interna.
Desarrollemos nuestras capacidades, que son muchas, y si nos ponen aranceles altos hagamos lo mismo hacia ellos y diversifiquemos nuestro comercio. Estoy seguro de que posibilidades hay muchas, trabajemos en eso. También podríamos ejercer presiones nosotros hacia los gringos. Hagamos una gran campaña, ¿como?: 1) Que ya ningún mexicano vaya como turista a Estados Unidos, dejemos de ir allá, hay muchos otros lugares a donde ir; 2) No compremos ningún producto made in USA; 3) Dejemos de comprar vehículos estadunidenses; hay muchas otras marcas; 4) El señor ese quiere cancelar el TLC; hagámoslo, podremos hacer acuerdos directos con Canadá y desde luego con otros países. Con el tiempo lo más seguro es que nos irá mejor. En fin, quizás la llegada de ese señor nos puede eventualmente zafar del yugo ese que tenemos con Estados Unidos y podremos ser aún más soberanos; 5) Que el gobierno impulse mucho, mucho al agro mexicano y quizás dejarán de querer emigrar mexicanos hacia Estados Unidos.
Entiendo que todo esto no es fácil, pero no es imposible, y sobre todo de aquí a diez años podríamos tener un mejor país, más independiente y sobre todo más exitoso.
Tendríamos desde ahora que hacer un movimiento político y social orientado a que en 2018 tengamos un inquilino en Los Pinos que piense más en el país y haga cambios en las políticas públicas, porque Peña Nieto, en lo que le queda, seguirá haciendo nada útil y va a tender puentes y querer negociar con Trump y se pondrá de rodillas tal como lo hizo cuando vino ese desdeñable personaje antes de su elección. En el caso de Peña Nieto, pues sí el vaso está medio vacío; lo bueno es que le falta poco para que pase al olvido como si fuera un mal sueño o, como se llama, una pesadilla. En las próximas elecciones, por favor, no voten por alguien del PRI.
Yo bien creo que nosotros los mexicanos tenemos todos los elementos para surgir como un gran país y estar realmente colocados entre los 5 mejores países del mundo. Pero esto sólo puede lograrse si se cambian muchas de las políticas públicas del país y aseguremos que nuestra clase política sea más eficaz y preparada. Y hagamos, como un mensaje que me llegó, que dice: Adiós Nueva York, hola República Mexicana. Adiós Ford y GM, hola autos de otros países. Adiós dulces estadunidenses, hola dulces típicos mexicanos. Adiós Starbucks, hola café mexicano. Adiós McDonald’s, hola tortas de la esquina. Adiós whisky, hola tequila. Adiós Halloween, hola Día de Muertos. Adiós Disneyland, hola cualquier sitio mexicano. Adiós Oxxo, Seven Eleven, hola tiendita de la esquina. Adiós Walmart, hola mercado.
Compra lo hecho en México y hagamos más por lo nuestro. Y no dejen de escuchar el mensaje que dio Cuauhtémoc Cárdenas, vale la pena.