María Cristina García Cepeda, titular de la Secretaría de Cultura, en entrevista con La Jornada refrenda: asumo esta gran responsabilidad que me ha confiado el presidente Peña Nieto, como un gran compromiso para demostrar que México dialoga con el mundo a través de su cultura. Para mí es un privilegio aplicar en beneficio de todos los mexicanos mi experiencia de más de 40 años en distintos cargos, donde me he formado, que han sido mi universidad. La promoción y la difusión del arte y la cultura no son un empleo, sino una forma de vida, concepto y ejercicio que tuve el honor de compartir con Rafael Tovar y de Teresa, para quien también fue un proyecto de vida durante más de 30 años en que trabajamos juntos por la cultura de México.

En su oficina de Arenal 40, después que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, le diera posesión de su cargo, María Cristina García Cepeda, Maraki, dialoga:

– ¿Qué significa en su carrera llegar a la máxima responsabilidad de la cultura en México?

–Es un privilegio. Llevo más de 40 años en la actividad cultural y para mí este es un proyecto de vida. Son 40 años de mi vida en los que he estado dedicada a la promoción, la difusión de las actividades culturales en diferentes responsabilidades y estar ahora al frente de la Secretaría de Cultura es un compromiso que tengo con mi país, con los mexicanos, y es realmente atender lo que significa el cuidado del patrimonio artístico y cultural de nuestro país, la promoción y difusión de la cultura, establecer el diálogo con los creadores, con los académicos, con los promotores culturales, ser un facilitador.

La secretaría es una instancia facilitadora para que siga floreciendo la cultura en nuestro país. Somos una potencia cultural. México dialoga con el mundo a través de su cultura y yo agradezco la distinción que me ha brindado el presidente Peña Nieto de haberme confiado esta responsabilidad, que asumo con gran compromiso, pero con gran convicción de lo que significa la cultura para nuestro país y para mí es seguir en lo que creo, en lo que me gusta y en lo que he hecho durante 40 años y lo que ha sido mi proyecto de vida.

–¿Cuál es la historia de este proyecto de vida?

–Me remonto a 1965, cuando estaba terminando mis estudios de diseño de interiores en el Instituto Miguel Ángel, me tocó la oportunidad de trabajar, invitada por Fernando Gamboa, en el Pabellón de México que él montó, en aquel año, en la Feria Mundial de Nueva York. Me fui a vivir a Nueva York nueve meses, trabajando en el pabellón, que resultó ser uno de los tres más destacados, junto con el de España y el de Estados Unidos.

“Fernando Gamboa llevó una cabeza olmeca, que entró por la Quinta Avenida en una plataforma, y recuerdo eso como una de las grandes emociones que he tenido en mi vida. La comparo cuando mi padre, siendo yo muy pequeña, me llevó a Paseo de la Reforma a ver la entrada del Tláloc que se iba a instalar en el Museo de Antropología. Mi papá me dijo: ‘ven a ver esto porque no se repetirá y es histórico’. Esa misma emoción sentíi cuando vi entrar la cabeza olmeca en la Quinta Avenida de Nueva York.

“En ese Pabellón de México en Nueva York, Fernando Gamboa montó un altar completo de Tepozotlán, se llevó el mural de Tamayo que está en el Palacio de Bellas Artes, El nacimiento de la nueva raza. Se llevó las figuritas de jaina. Montó un pabellón con lo más representativo del gran arte de nuestro país.

“Yo tuve la oportunidad de trabajar con Fernando Gamboa en esa exposición y siempre le dije que él que me había contaminado de la cultura y que a él le debía dedicarme a la promoción y la difusión de la cultura. Fue una de las grandes experiencias formativas para Maraki.

“Creo que hay una Maraki antes y después de Nueva York. Nos prepararon antes de irnos. A mi me tocó con Francisco de la Maza visitar Huejotzingo, Acolman, Santa María Tonantzintla. Nos dieron preparación a los que íbamos a trabajar en el pabellón dos meses antes de irnos. Para mí eso fue lo que disparó el que Maraki se quisiera realmente dedicar a la actividad culturales.

“De regreso a México trabajé en el Banco de Fomento Cooperativo, en el fomento a las artesanías, y me tocó con Tonatiuh Gutiérrez, el director, recorrer el país. Ir a la Feria del Barro en Metepec, ir a la Feria de Santa Clara del Cobre en Michoacán, ir a la Feria de la Plata en Taxco, en fin, recorrer el país promoviendo las artesanías.

“Después me invitan de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana a que organizara la primera feria del libro que se hizo en la estación del Metro Pino Suárez, que eran como dos kilómetros y medio. Posteriormente me invitó Fernando Gamboa a hacer la primera Feria del Libro de Arte en el Museo de Arte Moderno. Ya era el periodo de Juan José Bremer como director del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y tuve la fortuna de que me invitara a trabjar en el instituto de 1977 hasta 1982, como subdirectora de difusión y relaciones públicas.

“Fueron momentos muy intensos, de gran aprendizaje, de gran actividad cultural.

“Cuando Juan José Bremer deja de ser director de Bellas Artes me invitan a trabajar en lo que era el Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA), como directora de cultura y relaciones internacionales y me toca coordinar los festivales culturales para los jóvenes a lo largo y ancho del país. De esa época tengo recuerdos muy lindos y uno en particular: llevamos un festival de poesía a Sinaloa y uno de los jóvenes se acerca, me toca el brazo y me dice, ‘oiga maestra, le quiero preguntar algo: si esto esto es la poesía, me gusta mucho, dígame dónde la puedo encontrar’. Puedo decir que ese es de los momentos emotivos en los que dije vale la pena lo que estamos haciendo, porque si a este joven le descubrimos lo que es la poesía, ya ganamos . Yo creo que esas son las cosas valiosas que te deja esta actividades.

“Después de estar en el CREA me invitan a ser la directora del Festival Internacional Cervantino. Después del Cervantino, me invita Víctor Flores Olea a ser la secretaria ejecutiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, que me sigue pareciendo un proyecto muy importante para el apoyo a la creación artística en nuestro país. Me tocó proponer ahí las becas para escritores en lenguas indígenas, para traducción y para intercambio académico. Para mí fue estar en contacto con los creadores, ver cómo van surgiendo, progresando. Fue una epoca muy enriquecedora.

“Más tarde tuve el privilegio de que Rafael Tovar me invitó a ser secretaria técnica en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y ahí me tocó la creación del sistema nacional de creadores de arte.

“Después me tocó dirigir el Auditorio Nacional, otro proyecto importantísimo. Hablé con el director del Metropolitan Opera House y se iniciaron las transmisiones del Met en el Auditorio Nacional. Creo que ha sido uno de mis grandes aciertos, porque eso es democratizar el acceso de la cultura.

“Cuando llegué a la dirección del INBA confirmé que era el proyecto de mi vida. Fue ahí donde me había formado, donde había crecido. Podría decir que estas responsabilidades han sido mi universidad a lo largo de 40 años, y ahora al frente de la Secretaría de Cultura me siento con un compromiso mayor, con una responsabilidad y el privilegio de aportar lo que he aprendido de la cultura para beneficio de todos los mexicanos.

“México dialoga con el mundo a través de su cultura y puedo mencionar como ejemplo la exposición de arte mexicano de 1900 a 1950 que tenemos en el Grand Palais. Es de las importante que se han presentado en europa. Los directivos del Grand Palais esperaban recibir mil personas diarias y están rebasando los 4 mil visitantes diarios. Eso es lo que provoca México en el mundo de la cultura. Tenemos también una exposición en Filadelfia: Pintando la revolución. Es majestuosa, una lectura de la pintura desde el muralismo hasta 1950, y la gente se ha quedado asombrada de lo que encuentra en esa muestra.”